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- Los divergentes se están convirtiendo en un problema en Detroit. 

Yusaku escucho aquel comentario del dueño de Café Nagi, Kusanagi Shoichi. Café Nagi era un lugar al que solía escapar mientras Ryoken se encontraba en la universidad o en el trabajo que le había sido heredado por su padre, era un lugar tranquilo y de los pocos lugares donde no habían Androides trabajando. Tal vez eso era lo que le daba el encanto al lugar, la falta de Androides que hicieran todo a la perfección, Shoichi y su hermano menor, Kusanagi Jin, se encargaban de todo dentro del lugar. 

- Escuche sobre eso - hablo Yusaku - parece ser una falla en sus sistemas que los hace actuar en contra de su programación. 

- Era de esperarse a que sucediera tarde o temprano - sonrió Shoichi mirando al Android de ojos verdes - ya era hora que los Androides también exigieran sus respetos.

- Kusanagi-san, disculpe... pero no entiendo a lo que se refiere. - hablo Yusaku mirando al dueño de Café Nagi - los Androides fuimos creados para servir a los humanos.

- Yusaku... ¿Qué es lo que hace humanos a los humanos?

- De acuerdo a la teoría de...

- No, quiero escuchar tu respuesta propia.

- No estoy programado para eso. 

Shoichi sonrío. La primera vez que había visto a Yusaku le pareció extraño que un Androide llegara a aquella cafetería y no pidiera nada para llevar, que simplemente se sentará y observara a su alrededor. El led en su frente lo delataba, a pesar de eso, Shoichi nunca vio a Yusaku como un Android después de la primera vez que hablaron. La capacidad para aprender de Yusaku iba más allá de lo que este le había dicho en un principió.

- Supongo que podrías decir que es el libre albedrío que los humanos poseemos y los Androids no, la forma en la que podemos tomar decisiones por nosotros mismos. Sin embargo... te veo a ti y recuerdo que fuiste capaz de criar a un niño que perdió a sus padres cuando tenía solo 13 años.

- El doctor Kogami me pidió que cuidara de Ryoken, esa fue su ultima voluntad antes de morir. 

- Te pidió que lo cuidaras, nunca te dijo que lo amaras.

Yusaku quedo en silencio, se puso de pie cuando supo que casi era hora para que Ryoken regresara a casa y que debía pedir a Robbopy que preparara el almuerzo de Ryoken antes que este fuera a su reunión con Zaizen Akira, sin mirar a Shoichi le respondió.

- No sé a que se refiere con eso, Kusanagi-san... no estoy programado para amar a Ryoken.

- No... pero has decidido hacerlo.

No hubo respuesta. Yusaku se despidió y salió del café sin decir ninguna otra palabra. 

Continuará... 

L.O.V.EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora