9 de septiembre de 1939...
Los rayos del sol desde muy temprano recibían a nuestro amigo Adam finalmente llegando y justo a tiempo podía observar actividad por parte del grupo. Mira con prisa a su amigo Hagen diciéndo lo siguiente:
—¡Muévete Adam!; ¿que no captaste la orden de nuestro teniente? —con desesperación Hagen.
—¿Orden? —con confusión contesta: Adam Von Kleist.
—¿Pero en que mundo vives Von Kleist? —dice Hagen.
—Es que yo... —un poco perdido habla Adam.
—Escucha bien un pelotón del ejército polaco viene hacia acá según informes de los aliados en esta área —comenta Hagen.
—Eso suena mal... —preocupado dice Von Kleist.
—Bueno no hay tiempo que debemos movernos —contesta Hagen.
Adam rápidamente capto corriendo a su refugio para equiparse con más cosas y así posteriormente hacerle segunda a su amigo Lehner.
Todo el pelotón estaba muy bien escondido en los edificios esperando las ordenes de su teniente.
El joven soldado desde un pequeño hueco mira hacia el exterior invadiéndolo el total nerviosismo, haciéndolo sudar a chorros y su corazón latiendo con increíble rapidez. La muerte estaba a la vuelta de la esquina.
El bando enemigo invade las calles y el teniente espera el momento oportuno para dar la señal de fuego hacia los polacos.
Con la concentración a tope y señas de parte de los miembros por orden recibida comenzaron disparándole al enemigo; tomándolo por sorpresa logran que se atrincheraran con lo que pudieran para cubrirse.
—¡No dejen a ningún vivo que recuerden no debemos dejarlos pasar, no delante de nuestras narices! —alentando a su pelotón expresa el teniente disparando de igual forma hacia el enemigo.
Horst sin dudas era un teniente temerario de corte raso con singular parche que llevaba en su ojo izquierdo como mirada tan penetrante que te congela y pone a sus pies. Todo un fiel seguidor del nazismo.
—¡Adam mueve ese maldito trasero y sigue disparando! —desesperado contesta Hagen a Adam.
—¡Ah! —expresa Von Kleist disparando a todo lo que se moviera enemigo.
—¡De eso hablaba joder! —habla con emoción Hagen.
—¡Cállate maldito Hagen! —con misma emoción responde Adam.
—Pero vaya contestación esa amigo; jajajaja —en tono sarcástico habla Hagen.
La emoción estaba a flor de piel en Lehner y Von Kleist con un pelotón muy superior que acabo las esperanzas de victoria de los polacos que nunca fueron rivales para ellos. Los alemanes salieron con la victoria casi alzada para arrematar en contra de los heridos y pocos enemigos que llegaron a sobrevivir.
—¡Ah muéranse! —dice Hagen de manera despiadada muy escandalosa.
Ya sin ninguna amenaza de peligro Adam miraba alrededor avanzando en el camino, escuchaba los lamentos por parte del enemigo y veía la infinidad de cosas horribles que les hacían sus demás compañeros. Los iban aniquilando uno por uno sin ninguna pizca de culpa, remordimiento o sentimiento muy lejanamente cercano.
Adam miraba más a fondo y se percató de ver al parecer el único soldado del bando contrario sobreviviente escondido debajo de una pila con escombro hueco.
El soldado polaco sumamente nervioso y asustado al ver a Adam dirigirse hacia él se temió la peor de las situaciones, pero fue todo lo contrario. Adam solo se le queda viendo y le hace una seña con su dedo para que siguiese en silencio.
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"Tiempos de Guerra" (En Corrección)
Short StoryCorre el año 1939 en el pequeño pueblo de Kutno, Polonia a pleno inicio de la: "Segunda Guerra Mundial" te presento un amor imposible entre un nazi y una judía que se conocen por cosas del destino. Ambos juntos con otros personajes importantes de es...