CITA DE BODA [Jongkey] [EN REVISIÓN]

4. Cálido

En el auto procuré no mirarlo o al menos no mientras él lo notase, me había sentado con él en la parte de atrás, disimuló bien la tercera vez que mi mirada se encontró con la suya, clavada sin razón en la mano que apoyaba en mi pierna, donde tenía un anillo de oro con un grabado. Me lo había dado mi madre antes de morir usando las palabras "Dáselo a la persona que logre robarte el corazón, como un símbolo de amor". Hasta ahora no había encontrado a nadie y dudaba mucho que lo fuera a hacer, al menos pronto.

Finalmente, entre miradas, llegamos al aeropuerto y me di cuenta en cuanto bajamos que Kibum se iba rápidamente junto con el hombre que cargaba las maletas. Se había alejado de mí como si yo le diera miedo, y era una sensación extraña ya que yo solía producir otro tipo de "sensaciones" normalmente. Lo miré alejarse y me pregunté que clase de vida había llevado. Seguramente había crecido en un colegio religioso o algo así. Tenía la espalda rígida, como si llevara un palo de escoba atado a ella, y la verdad había inseguridad en su manera de caminar. Eso ya lo había visto antes, claro, pero pensé en que nadie que lo viera tan alejado de mi pensaría siquiera en que tenemos una relación si él parecía querer huir del que era su novio, su hermana tendría un motivo más para burlarse de él si descubría la verdad. Al ser consciente de eso me molestó sobremanera el enojo que sentí en ese momento. Era casi una sensación de lástima por aquel hombrecito. Seguramente había sido duro que lo dejaran plantado así tan de repente. A mí nunca me había pasado eso de ser rechazado, si era sincero, pero creo entender cómo se sentía, en fin, ya tendría tiempo de explicarle todo lo que debía hacer.

Cuando tuvimos los tickets entramos en la sala de espera y nos sentamos, como siempre, lo más alejado del otro en el mismo banco. Cuando lo miré para interrogarlo vi que tenía la mirada fija al frente y que luego como si lo que viera lo dejara ciego, cogió rápido y vorazmente una revista de la mesita de al lado y la plantó sobre su rostro al revés. Miré en la dirección que él acababa de dejar y vi acaramelados al señor Lee y su novio y caí en cuenta del porqué de la actitud de Kim Kibum. Debía estar rememorando los momentos vividos con su querido novio. Sí, le era difícil, definitivamente difícil, debía hacerlo llevadero pero se notaba que sufría más de lo que aparentaba, como pensé antes iba a ser difícil hacer creíble lo nuestro si él continuaba con esa actitud, vi por la forma de sus blancos nudillos que aferraba con fuerza los bordes de la revista en un intento vano de autocompasión, pero dudaba mucho que leyera al revés, a menos que se tratara de un crucigrama, cosa que una revista de moda no ofrecía.

Sonreí de lado, a pesar de todo era divertido ver como huía de su cruda realidad y no es que me regodeara, solo es que lo hacía tan torpemente que me daba gracia, ¡bah! En fin, me moví disimuladamente hacia él y le rocé la mano con los dedos, su palo de escoba en la espalda se envaró y de sus labios brotó un extraño sonido de sorpresa, puse toda mi mano sobre la suya que sentí fría, y luego cogí la revista para al menos ponérsela al derecho y lo miré a los ojos tratando de brindarle algún tipo de consuelo, el que él quisiera tomar.

Él se quedó mirándome fijamente por unos momentos como si le sorprendiera mi acción, lo cual me llevó a pensar que su ex novio era un completo bastardo con él. Sacudió la cabeza lentamente como si despejara una idea absurda y me dijo en voz baja para que el señor Lee no lo notara.

— Lo siento.

Centré mi mirada en él y me acerqué un poco más, despacio, sin ninguna intención de asustarlo, pero hablando casi en su mismo tono de voz.

— Vamos a tener que practicar más acerca de nuestra distancia, Kibum.

Escuché que un sonido parecido al anterior salía de su garganta y que hiperventilaba un poco, también vi que una risa temblorosa de lado aparecía en sus labios y yo me pregunté a mi mismo por qué demonios le estaba mirando la boca.