7. Se acerca

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— Espero que disfruten la estancia, me retiro Kibum — anunció su madre —, tu padre llegará en cualquier momento, esta noche hay cena familiar con los padres de Woohyun, espero que no faltes.

— No, mamá – contestó él desanimado.

Por la mirada que le hizo a su madre supe que si Kibum hubiera podido escoger habría preferido cocinarse vivo antes que aceptar. Si que era cruel. Sentí mis dientes tropezar unos con otros en un movimiento de enfado. La madre de Kibum cerró la puerta con una expresión burlona en la cara, negué con la cabeza y puse la maleta sobre la cama pulcramente tendida y me dediqué a desempacar mi ropa para acomodarla en el espacioso ropero.

Cuando terminé y vi que Kibum salía del baño, decidí darme una ducha. Empecé a quitarme los calcetines y cuando me puse de pie me quité la camisa sin mirarlo para no avergonzarlo y tal vez tomándome libertades que no me correspondían. Me quité el resto de la ropa en mi camino al baño, Kibum seguramente no estaba mirando nada.

Abrí la llave de la ducha cuando estuve desnudo y el agua tardó casi dos minutos en tornarse medianamente tibia, entré y cuando cayó en mi cuerpo me proporcionó alivio, me aseé lentamente y cuando me cansé de frotarme solo con el agua busqué la barra de jabón, pero no vi una por ningún lado. Al parecer la madre de Kibum creía en el milagro de bañarse sin jabón, yo por lo menos no lo creía, así que no me quedó más opción que pedírselo al puritano Kibum.   

— ¿Podrías pasarme el jabón?

Escuché un extraño ruido proveniente de él, a pesar de estar tan lejos y a través de la cortina. Sonreí involuntariamente y recibí el jabón de sus torpes manos. Me seguí bañando y fue cuando escuché más cerca la voz de Kibum, estaba en el baño conmigo, un movimiento un poco audaz del que no lo habría creído capaz.

— Oye Jonghyun ... — empezó dubitativo —¿Por qué "Ambrosía"? ¿Tú escogiste el nombre?

Estaba hablando de mi "institución". El nombre y el eslogan lo habíamos elegido entre todos.

Manjar de dioses... para nuestros clientes somos los más deliciosos aperitivos...—

Cerré la ducha y me dije estúpido cuando me di cuenta de algo, no había llevado toalla para secarme... Ni modo, pensé con malicia, tendría que salir a buscarla. Para ser sincero, me moría de curiosidad de saber cómo reaccionaría Kibum ante la vista de un cuerpo desnudo, así que corrí la cortina y vi que estaba sentado sobre el excusado cerrado con un directorio en sus manos, estaba leyendo en voz alta nuestros servicios ofrecidos.

— Servicio de acompañamiento para aquellos solitarios y ansiosos de compañía – di dos pasos más hacia él. ¡Ja! Pensé, mi momento había llegado. — Discreción absoluta — levantó la cara y por unos segundos clavó la mirada en mi parte frontal.  Tal como lo predije su cara se volvió un incendio, se tapó la boca, cerró los ojos y se dio la vuelta. A pesar de nuestra distancia sentí el temblor de su cuerpo.

—  ¡Por Dios, vistete! —dijo contra la mano que le tapaba la boca, no pude evitar reírme, no quería que sonara a burla a pesar de que mi intención era esa, burlarme.

— Así no puedes reaccionar cuando me veas, cariño — la palabra brotó de mis labios sin siquiera proponérmelo —. Recuerda lo que hablamos —.

Él se puso de pie y se fue hacia la cama, yo tomé la toalla que me había ofrecido y me la puse alrededor de la cintura. Me acerqué, el temblor aún no se había ido de su cuerpo.

— No esperarás que esté tranquilo cuando acabo de ver tu... tus partes... — Una carcajada mental sonó dentro de mí, nadie empleaba ese nombre para los órganos genitales, al menos que se tratara de un monje o un niño, pero lo hacía el hombre que tenía enfrente. Me acerqué más a él, dominado en ese momento por algo que iba más allá de toda razón, algo que desconocía totalmente. Su atractiva inocencia.

CITA DE BODA    [Jongkey]     [EN REVISIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora