27. Epílogo

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JONGIN

El día amaneció lluvioso. Asomado por la ventana veía las recurrentes gotas caer, como cada día en la vida de hombres como nosotros.

Me di la vuelta para sentarme en la silla que meses antes era ocupada por nuestro jefe, pero ahora él estaba casado y tenía una familia. Una que nosotros añorábamos en secreto, pero que ninguno de nosotros se atrevía a buscar. A él le había llegado por accidente, pero era evidente que no todos podíamos contar con esa suerte.

Mi mirada se dirigió hacia el sobre en la mesa al lado de la lámpara antigua. Al igual que las cuentas y la correspondencia ahora no llegaban a nombre de Kim Jonghyun, sino a mi nombre: Kim Jongin.

No tenía tiempo para revisar la correspondencia ahora, la vería más tarde, primero debía ir a supervisar como iba la noche. Pero, en ese momento sonó el teléfono y alargué mi mano para contestar antes de ponerme de pie.

— Ambrosía, ¿diga? — saludé con esa habitual cadencia en la voz con la que éramos educados para seducir, para complacer.

— ¿Kai? — era el jefe Jonghyun. Su voz se escuchaba con emoción contenida.

— Sí, jefe, por supuesto. ¿A qué debo el honor de su llamada?

Hacía casi un mes que no recibía noticias de él y ya había comenzado a preocuparme, pero la emoción    en su voz decía otra cosa.

— Estoy en la clínica, con Key.

Pensé remotamente en la posibilidad de que algo malo le hubiera pasado. Un ser tan bueno solo merecía cosas buenas.

— ¿Está todo bien? — pregunté, no muy seguro de querer conocer la respuesta.    

— ¡Tenemos una hija! — dijo él sencillamente antes de estallar en carcajadas.

Me alegré sobremanera, dos personas que se querían tanto solo merecían felicidad.

— Lo felicito, sinceramente – dije, ocultando mis emociones, era una característica que todos    nosotros adquiríamos con el tiempo.

— Gracias. Key dice que quiere que la conozcas.

Ese chico era verdaderamente bondadoso; era algo a lo que ninguno de nosotros estábamos  acostumbrados. Por eso, y yo sabía que no era el único, envidiábamos la suerte de nuestro antiguo jefe.

— Usted dirá cuando puedo visitarlos.

— Por ahora deben permanecer aquí tres días, pero yo te llamaré.

Sonreí abiertamente, a pesar de que él no podría verme.

— Esperaré con ansias, y ojalá que tenga una fotografía, estoy seguro que los muchachos querrán conocerla.

— Por supuesto, el padre de Key le habrá tomado, a estas alturas, al menos mil.

— No me cabe la menor duda. Usted también debe estar en la misma situación.

— Sí, me declaro culpable, pero, cuando la conozcas, te darás cuenta de que es tan adorable que incita a querer protegerla siempre.

Debía ser un ángel.

— No demore en llamar.

— No lo haré – aseguró él.

— ¿Y cómo la llamarán? — pregunté después de unos momentos.

— Haru, fue un nombre propuesto por Taemin.    

— Es un nombre muy bonito – admití.

— Sí, también lo creo... — escuché que respondía algo a otra persona a su lado – debo irme, te llamaré luego.

CITA DE BODA    [Jongkey]     [EN REVISIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora