Disculpas y confesión (2/2)

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Me dediqué a pensar mientras escuchaba a Key recostarse en la cama. Yo, más que nada en el mundo, deseaba tomarlo. Tan desesperado estaba por él que mi cuerpo sentía que mi consciencia podía olvidar sus palabras y luego lo poseería para liberar de una vez todo lo que sentía cuando lo tenía cerca. Pero mi resolución era firme y, quisiera o no, mi cuerpo debía controlarse. Mis sueños, todos eróticos, me hicieron despertarme varias veces en lo que quedó de la noche, sudaba y tenía el cuerpo en tensión por el deseo no satisfecho. La última vez que me desperté eran casi las siete de la mañana. Sentía el calor de una persona frente a mí y su olor me hizo identificarlo. Key me estaba mirando desde arriba, pero no abrí los ojos, no estaba preparado para verlo de nuevo sin saltarle encima o para su perorata sobre las diculpas. Sentí que me arropaba y el gesto me enterneció hasta límites insospechados. Hacía mucho, demasiado tiempo, que nadie tenía ese gesto conmigo, y tenía que ser precisamente él el que lo hiciera, el hombre al que casi me había cogido en la noche. Cuando sentí que salió, respiré más agitado y tomé la decisión de que en un rato iría a darme otra de esas frustrantes duchas frías para despertarme y alejar la lujuria que sentía.

Me levanté luego de veinte minutos, cuando mi cuerpo tomó un poco el calor de la manta. Me bañé y vestí y dejé mi ropa usada a un lado. Cuando miré hacia la cama vi que sobre el edredón estaba su pijama, aquel que yo le había quitado. El recuerdo de anoche me trastornó en ese momento, mi mano se alargó y tocó superficialmente la cabeza de uno de los osos tejidos, luego mi mano se cerró sobre toda la pijama... apreté la tela y sin pensarlo dos veces me la acerqué a la nariz para olerla. Su aroma me golpeó como una bomba atómica, era su olor, tan característico. Mi nariz se perdió en sus matices, admirando su aroma, me pregunté que diría él si me viera haciendo esto, olfateando su ropa, identificando su olor que encontraba tan fascinante como a él.

Woohyun. Pensé en él y todo se vino al piso, puse la pijama de forma parecida a la que estaba antes y decidí salir de ahí. Cuando entré a la cocina vi al padre de Key, al parecer se había adelantado a la mucama y estaba terminando de extraer jugo de naranja, solo había un vaso, me lo ofreció sin hablarme realmente y me pareció que algo andaba mal. Miró hacia el frente y no necesitó palabras, Key estaba ahí y su padre estaba al tanto de nuestro distanciamiento.

Todo se estaba desmoronando lentamente, tanto así que pensé que no faltaba mucho para que descubriera la verdad. Terminé mi jugo y salí por la puerta.

Al caminar unos pasos vi la espalda encorvada de Key, estaba sentado en uno de los escalones y tenía la cara entre las rodillas, iba a decirle algo cuando noté que su espalda se convulsionaba levemente, estaba llorando, y al parecer quería hacerlo en silencio.

Estuve a punto de tocarle el hombro, de decirle que todo estaría bien, que en un tiempo se olvidaría del imbecil de Woohyun pero cuando extendí mi mano y aclaré mi garganta él dijo: — Siento lo que pasó – ahí estaban sus disculpas otra vez – lo que te dije anoche, de pagarte...

Mi mano cayó tan rápido como había ascendido, la escondí en los bolsillos, no había dicho que se había arrepentido de mis besos ni de mis caricias pero eso no significaba nada, seguía enamorado de Woohyun.

— No entiendo porque lo sientes, es lo que soy ¿no? — dije amargado, porque si hubiese tenido opción ni siquiera estaría hablando con él ahora, sería su novio de veras.

— Sí – dijo él, no entendía el por qué de su llanto, pero no sabía qué debía hacer, mi frialdad no podía llegar a afectarle de esa manera ¿o sí? — pero aún así te pido perdón.

— Sí – dijo él, no entendía el por qué de su llanto, pero no sabía qué debía hacer, mi frialdad no podía llegar a afectarle de esa manera ¿o sí? — pero aún así te pido perdón

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CITA DE BODA    [Jongkey]     [EN REVISIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora