21. No doloroso, no en absoluto

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KEY'S POV

Mis ojos encontraron los suyos en un dechado de sentimientos que se desbordaban tanto como mis lágrimas, sabía que a mi lado Taemin lloraba también, pero no podía mirarlo para comprobarlo, no podía hacerlo... el miedo y la culpa empezaban a retroceder para dar paso a un sentimiento más primario. Minnie me apretó la mano rápidamente mientras daba dos pasos hacia atrás, los sollozos se calmaron en mi garganta pero no así mi sorpresa, ni mi confusión, ni el hondo y crudo deseo que sentí cuando enfoqué mirada en el sueño que se convertía en una preciosa realidad frente a mis ojos. Mi mejor amigo dio media vuelta y salió, tal vez entendiendo que necesitaba este momento a solas con él.

La puerta se cerró con un sonoro chasquido mientras yo solo seguía ahí, luchando, conteniendo el loco impulso de saltarle encima y besarlo, pero no sabía cómo reaccionaría, él había confiado en mí y yo le había fallado, lo cual era doloroso, pero más doloroso y vergonzoso sería que me empujara lejos de él, y solo estuviera allí, haciéndome ansiarlo para rechazarme por la injusticia que había cometido.

Pour toujours dans mon coeur — dijo en un susurro, subió su mano derecha y lentamente la empujó en mi dirección, en una invitación, o por lo menos eso me pareció.

— Dios mío – dije, sin poder resistirlo más. En ese momento, una ola de deseo reprimido por él atacó mi cuerpo, no pude más que levantarme rápidamente y correr hacia él para abrazarlo, si me empujaba con odio, ya me las arreglaría luego.

En ningún momento nuestros ojos se separaron, y en ellos pude ver todas las cosas a las que estuve ciego antes.

Antes de que mis labios se abrieran para decir el "lo siento" que ardía en el fondo de mi garganta, fueron silenciados por la boca implacable de él. Mis lágrimas mancharon sus mejillas mientras sentía el calor de su aliento en mi boca y el gusto de su lengua en la mía. Sus brazos se cerraron como grilletes sobre mí y me levantaron del suelo. No fue necesaria una orden para que mis piernas rodearan su cintura y lo acercaran de modo inexorable hacia mí en un abrazo tan íntimo como aliviador.

¡Cómo había echado de menos esto! ¡cómo ansiaba sentir el contacto de su piel con la mía! Quería pedirle perdón una y mil veces mientras nuestros cuerpos se frotaban buscando alcanzar la satisfacción anhelada.

Caminó conmigo en volandas y con impaciencia me sentó sobre la mesa de enfrente, allí donde había reposado por unos instantes la caja del CD. Separó mi boca de la suya y comenzó a besarme el cuello gimiendo roncamente, como un león preparándose para atacar. Sus manos me tocaron por todas partes,como si durante muchos días hubiera ansiado eso. Ellas me transmitían la pasión caliente y avasalladora de la que estaba siendo parte y yo quería quemarme, quería muchas cosas...quería satisfacer el fuego que en ese momento se estaba apoderando del centro de mi cuerpo y que pulsaba por salir con una plegaria rota entre mis labios, sedientos de su contacto.

Antes de que él empezara siquiera a hacerlo, comencé a desabrochar la camisa blanca que vestía, pero antes de llegar al segundo botón él se apartó de mi boca unos instantes y se la arrancó, la tiró a un lado y me empujó hacia él nuevamente, tomó mis manos por un momento para ponerlas sobre su pecho, su espalda se arqueó como la de un gato y gimió profundamente, el sonido de sus labios hizo latir cada punto de mi cuerpo, que ansiaba todo de él. Fácilmente podía haber muerto del placer pues sentí, en el momento en que su mano frotaba mi miembro por encima de la ropa para despertarlo, que mi corazón se detenía y mis pulmones clamaban por aire ante el placentero dolor de su toque.

— Condenada ropa... — dijo él suavemente contra mi boca antes de volver a besarme y a la vez desabotonando, tan lentamente que era una tortura, los botones de la camisa satinada. Su lengua rozó suavemente mi paladar y yo respiré entrecortadamente al ser presa de su roce. Sus manos no habían dejado de moverse, me tocaban, sopesaban y acariciaban con desespero, cuando pude ver un atisbo de sensibilidad en otras partes de mi cuerpo que no fueran mi boca y mi cuello, me di cuenta de que me había bajado los pantalones hasta los muslos y los tocaba rítmicamente.

CITA DE BODA    [Jongkey]     [EN REVISIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora