Capítulo 19: Aditi

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Sin ningún cuidado me arrojaron en aquella celda mugrienta, estas personas son horribles... bueno si se les podía llamar personas.

--¿Ey no puedes dejarme aquí? ¿Quién te crees? ¿No te enseñaron a respetar a una mujer?-- les grité enojada pero fue en vano.

Gire mi cuerpo para ver bien el lugar si iba a pasar la noche allí al menos debía cerciorar si no corría peligro. En la esquina lo más alejado de ese lugar algo se movió, no podía ver muy bien pero supe que era una sirena.

A pesar de mi miedo nade hasta acercarme, hice una bola pequeña de luz y la vi bien, su aleta estaba muy mal, parecía que la habían golpeado brutalmente dejándola casi destrozada, sus brazos llenos de moretones al igual que su rostro.

Aunque quisiera curarla no podía, si lo hacía seria delatarme y podrían matarla, observe bien su cara y abri los ojos impactada, su parecido con Lucas saltaba a la vista trate de tomar su cara y se asustó cerrando sus hermosos ojos, ya no había brillo en ellos.

--Aditi--susurre, apenas si dije su nombre volteó a mi muy asustada, santo cielo, es la hermana de Lucas-- tranquila no voy hacerte daño, conozco a tu hermano-- creía que la sola mención de su hermano la iba a tranquilizar pero no fue así, se asustó mucho más.

No podía dejarlo así, debía sacarla de aquí y curarla. Quite un poco de su dolor sanando su aleta sin importarme nada.

Estuve toda la noche cuidando sus movimientos, ella no hablaba nada y se que es por el shock que tiene, debía idear un plan.

A la mañana siguiente el mismo hombre fue por mi y trato de sacarme de la celda pero no le hice caso, no iba a dejarla.

Me separo muy bruscamente de ella haciéndome daño contra el suelo, se veía que iba a golpearla y yo le lancé magia hiriendo su brazo, otra cicatriz más para su colección.

--Déjala en paz grandulo-- solté fastidiada-- tu problema es conmigo-- no se de donde salía esta valentía, posiblemente sea de la culpa.

--Solo porque el jefe me ordeno llevarte en una pieza sino ya estarías bien muerta-- tomo bruscamente mi brazo y me arrastró hasta la oficina de su amado señor.

Los hombres son muy rudos, porque no son como mi papá o Lucas; tiernos y amorosos.

--Te traigo a esta ramera-- me abento una vez que entramos, estaba molesto por lo de su brazo.

--No me insultes-- lo amenace-- la próxima vez no va a ser tu brazo el herido sino tu corazón, idiota-- yo no era así pero colmaba mi paciencia.

El otro imbecil empezó a reírse de la situación, necesito salir de aquí ya.

--Y tu de que te ri...-- no pude continuar, la perla estaba llorando, quería reunirse con las demás.

En mi confusión aprovecho la oportunidad de tomarme de los brazos y aventarme contra el sillón de la esquina.

--Ve la situación en la que estás-- apunto a su alrededor-- no se te ocurra alzar la voz en mi presencia sirenita-- saco mi saco de perlas y las vació todas en la mesa, todas sin excepción saltaron hasta caer-- ¿de dónde sacaste este tesoro?

Su cara daba terror, a mi me causaba eso. Maldición, ¿por qué tome todas esas perlas antes de venir? La mayoría eran de las más costosas.

--¡Contesta maldita sea!-- grito golpeando la mesa con la mano-- ¿que hace una mocosa como tu con tantas perlas?

No iba hablar me valía quien fuera aquel hombre, no podía obligarme.

--Tal vez te lo diga si traes a esa estupida sirena, al parecer se ha encariñado con ella-- en cuestión de minutos aquel sirena trajo a Aditi a la fuerza, en definitiva no me cae bien.

--¿Ahora si me lo dirás?-- preguntó mientras tomaba su mentón la pobre estaba temblando al igual que yo.

--Las encontré, llevo viajando sola durante días y las he encontrado en los lugares donde me paro a descansar-- confesé.

--Un tesoro como ese no se en cuenta tan fácil-- no me creyó a pesar de ser la verdad-- ahora me vas a decir, ¿quién eres y qué es lo que estás buscando en mi territorio?-- volvió a tomar a la pequeña sirena y yo me asusté.

--Bien-- tenia que actuar, cuando recuperara aquella perla la hermana de Lucas debía ayudarme a salir-- mí nombre es Euri-- dije desesperada.

--No te llamas así-- le ordeno al otro buscar entre mis cosas. ¿Cómo sabia que mentía?

--A la sirenita le gusta jugar con magia, mira que crear algo así, debe amar a la princesa-- saco la fotografía de mis padres y el otro hombre la miro atentamente.

--Quitate el hechizo de encubrimiento-- me ordeno, ni loca haré eso, saco un cuchillo y lo puso en su garganta.

--Esta bien-- ya la habían torturado demasiado, quite rápido la magia en mi y deje al descubierto mi verdadero yo, mis ojos verde, cabello rojo y aleta café.

Las tres sirenas exclamaron con asombro al verme, ya no soportaba más, aquella perla estaba consumiendo mi cabeza.

--Dime tu nombre-- ordeno, sus ojos mostraban fascinación, como si fuera un raro tesoro.

--Nanami Bridget-- respondi.

--¿Bridget?-- empezó a reír-- ¿un nombre de tierra?-- entonces enmudeció y vio otra vez la fotografía. La vitrina explotó de repente y la perla blanca salió al encuentro de sus hermanas.

Como la anterior me rodeó completamente y se unió al collar en mi cuello, no pude evitar caer al suelo, mi cuerpo temblaba y la aleta ormigueba y eso solo significaba una cosa.

Me transforme frente a ellos, la aleta desapareció dándo la bienvenida a mis piernas humanas otra vez, maldición. Bloque a aquellas dos sirenas.

--Aditi debes sacarnos de aquí ya-- lance las tres perlas blancas hasta ella y cure todo su cuerpo para que pudiera nadar, mi magia se desvanecía.

Cuando le quite a mis padres de sus garras los lance lejos y tome la mano de aquella sirena.

--Se que tienes miedo pero debes nadar, en estos momentos tu eres la única que puede sacarnos de aquí-- con todo su miedo empezó a alterar y llevarme entre los pasillos.

Me deshice de todos los guardias y cause una explosión que hizo retumbar todo el barco, al menos podia ayudar a todos los encerrados en aquellas celdas.

Una vez fuera cree una pared de corales para darnos tiempo de nadar y escapar, toda la tierra tembló ante el poder que estaba utilizando.

--Ahora depende de ti-- sentía que me desmayaba-- siempre que recupero una perla me deja inconsciente, se que tienes miedo pero debes sacarnos de aquí.

No dijo nada pero comenzó a nadar y poco a poco yo fui perdiendo la consciencia viendo todo negro.

PERLAS DE MAR👑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora