Capítulo 28: La reina

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Atena

Me estallaba la cabeza, como pude logré levantar la mitad de mi cuerpo mientras me sujetaba la parte que me dolía con mi mano derecha.

¿Por qué me dolía el cuerpo? Escuchaba algunos gritos provenir de algún lado pero no podía agudizar bien mi oído.

En frente de mi vi a alguien acostada en la arena, después de ver un poco el cuerpo súper que era Nanami.

¿Qué hacía aquí, sin protección para el agua?

—Nanami, no duermas te puedes ahogar— toque su cuerpo tratando de despertara—¿Nanami? Debemos crear una burbuja.

Los gritos de alguien se volvieron cada vez más fuertes, es como si quisiera llegar a mi pero no puede, se escuchaba tan lejano pero al la vez a mi lado.

Volte hasta la fuente de eso y vi a mi mamá horrorizada junto a más personas, ¿por qué está así? ¿Qué le pasó?

¿Qué hace mis padres en el jardín? Entonces todo me dio de golpe, la fiesta, la caja de cristal y mi dolor.

La pelea con...

—¿Nanami?— la llame con voz asustada, trate de moverla pero no respondía— abre los ojos, no es hora de dormir.

Las cosas empezaron a morir a nuestro alrededor; las algas, corales e incluso pequeños peces. Todos caían marchistandose.

Varia gente estaba llegando mientras llenaba el jardín y escuchaban mi grito de terror.

La tomé en brazos mientras lloraba y gritaba desesperada.

Mientras rogaba a los dioses que me perdonarán y me la regresaran con vida.

Su cuerpo empezó a hacerse cada vez más frío y sus piernas estaban moradas. Todos llegaron a nuestro alrededor y yo le suplique a mi madre que la ayudara.

Le rogué infinitas veces que la sanara con su don, que le devolviera la vida, pero ella solo lloraba y abrazaba a mi padre.

Unas cositas de piedra salieron de entre sus manos y las tome.

—Nana, ¿son sus perlas?, ¿por qué no la sanan? Ellas deben ayudarla— le llore.

—No sirven cariño, faltan dos— lloraba al igual que todos.

—Yo las buscaré, dime dónde están— le suplique, estaba desesperada.

—Ella las buscó durante mucho tiempo querida, no están en el océano— volví a abrazarla desesperada.

Esto no podía terminar así, no podía perderla, no otra vez. Les suplique a esas cinco esferas que me la devolvieran que hicieran un milagro. Son mágicas, deben hacerlo.

Ellos... Ellos las tienen...

Escuche en mi cabeza una y otra vez, entonces lo entendí, faltaban dos de siete y sabía dónde estaban.

Un chico con cabello negro tomó a Nanami en brazos mientras lloraba, sin muchas ganas me alejé de ellos.

Las tome con mis dos manos y volví a suplicar.

—Por favor— suplique y empece a cantar creando un portal, como si ellas supieran lo que hacían me guiaron hasta ellos.

De entre la luz logre ver la silueta de una mujer, algo angustiada y con la mirada perdida.

Se sorprendió mucho al verme y yo rogué para que me entendiera.

—Por favor, ayúdame— le enseñe las perlas—mi hermana, Nanami— comencé a suplicarle.

PERLAS DE MAR👑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora