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El camión de la mudanza ya se había encargado de haber colocado todas aquellas cajas con objetos de Noah y míos en la entrada de nuestro nuevo departamento.

Abrí la puerta y comencé a observar aquella espaciosa sala vacía, en tonos blancos y pastel. Los extensos ventanales fueron los que me hicieron optar por primera opción este departamento.

Tomé mi móvil y revisé la única notificación que tenía.

Era Noah.

Noah y yo habíamos comenzado nuestra relación hace algunos meses, él era un buen chico, pero desde un tiempo atrás lo notaba un tanto distinto. Ambos dimos un gran paso al mudarnos juntos a esta nueva y totalmente extraña ciudad para los dos.

Al principio la idea no me convencía del todo, fue una decisión muy rápida, pero él insistía en que sería una buena oportunidad para ambos y por supuesto para formalizar aún más nuestra relación. Mis padres no estaban muy contentos con la idea y ni hablar de mis amigos. Decían que era una idea totalmente descabellada, que aún no conocía bien a Noah. Mi madre me advertía el hecho de que Noah no era un buen chico para mí, decía que no veía del todo claras las intenciones del castaño.

Pero no obedecí, creo que sentí demasiada presión en ese momento y de un instante a otro me vi desesperada empacando cuanta pertenencia encontrara que me pertenecía. Pero qué más daba, tenía miedo, estaba enamorada de aquel chico y terminé volviéndome cerrada a cualquier comentario ofensivo hacia él y lo dejé todo atrás, mi familia, mi hogar, mis amigos y personas que me querían.

Ya era bastante tarde para arrepentimientos, ya estaba aquí y mañana mismo daría inicio a mi primer trabajo en el hospital.

Después de todo no estaría tan sola, tenía la suerte de que Chloe mi mejor amiga también vivía en la ciudad, era aún mejor porque ambas trabajaríamos juntas para el mismo hospital y esto me tranquilizaba un poco.

Abro la puerta de cristal del balcón y salgo, agradecida de que el sol haya cesado un poco haciendo esto que el aire se enfriara hasta estar en una perfecta temperatura de otoño.

Casi en el momento justo, una melodía de guitarra flota a través del aire, muevo mi cabeza dejándome llevar de donde proviene aquel tranquilizante sonido, noto o bueno al menos eso parece que aquel sonido es proveniente del edificio del frente, aquel con una arquitectura similar al mío pero un poco más elegante y costoso, también con una puerta de cristal y por ende un balcón, sólo que el sonido proviene del interior, pero aquellas cortinas color verde claro obstruyen mi vista y no me dejan presenciar quién es la persona que está emitiendo tal sonido.

Siento como repentinamente unas manos se colocan inesperadamente sobre mis hombros y seguidamente escucho un "buhh" que termina haciéndome sobresaltar de miedo, giro mi cabeza para toparme con aquellos ojos color avellanas que tanto me observaban. Antes de que pudiera reprenderlo unió nuestros labios en un casto beso y acarició mi mejilla suavemente.

— Amor, ¿qué estás haciendo? — dijo sonriendo.

— Nada, sólo estaba familiarizándome con el lugar. — dije para cambiar de tema.

— Oh Lis aquí estás. — dijo esta vez una voz femenina.

— Chloe, ¿qué haces aquí? — pregunté emocionada.

— Me encontré con ella y se ofreció a ayudarnos a ordenar el departamento. — dijo Noah de forma despreocupada.

Así transcurrió una gran parte de los tres, mientras charlábamos y desempacábamos cosas. Cuando finalizamos yo propuse la idea de que fuéramos a algún lugar por comida y ambos aceptaron. Chloe recomendó un restaurante porque tanto como Noah y yo no conocíamos del todo la ciudad, y bueno mi mejor amiga ya tenía algunos meses viviendo aquí.

El local era bastante lindo y el servicio fue muy rápido, algo que agradecí porque estaba muriendo de hambre.

— Chicos, disculpen un momento, ya vuelvo iré a lavarme las manos. — dije mientras me levantaba de aquella mesa para tres personas.

Una vez en el baño decidí arreglarme un poco la ligera capa de maquillaje que andaba puesta sobre mi rostro, así como también acomodé un poco mi lacio cabello. Luego de unos minutos caminé de vuelta hacia nuestra mesa, aún estaba un poco alejada de ellos pero noté algo que llamó mi atención y era que Noah y Chloe estaban jugando con sus manos. Esa acción no me pareció del todo agradable así que caminé rapido hasta la mesa para que notaran que ya estaba de vuelta, apenas notaron mi regreso separaron sus manos rápidamente. Mi reacción fue tranquila y traté de olvidar el tema, no quería parecer celosa y además porqué debía estarlo, se trataba de mi novio y mi mejor amiga, era prácticamente imposible que algo estuviera sucediendo así que esquivé todos aquellos pensamientos.

La cena transcurrió tranquila y luego de un tiempo regresamos a nuestro departamento, no sin antes dejar a Chloe en el suyo, acordando que mañana nos veríamos ambas en el hospital.

Cuando ya estábamos en el departamento me dirigí hasta el cuarto de baño para hacer mi rutina nocturna, lavé mi rostro, apliqué algunas cremas y seguidamente cepillé mis dientes.

Salí del baño y noté como Noah estaba recostado sobre la cama mientras estaba distraído en su celular.

Era tonto, pero me sentía nerviosa, esta sería la primera vez que pasaría la noche junto con Noah y sentía algo de pena. Todo se ponía peor porque estaba sin camiseta.

— ¿Qué haces? — dije mientras me sentaba suavemente a su lado.

— Oh nada, sólo estaba hablando con mis padres. — sonrió. — ¿tienes sueño ya? — dijo esto mientras colocaba su celular en la mesita de noche y ahora sus penetrantes ojos avellana se enfocaban en mirarme.

— Un poco. — dije tímida, mientras notaba su ligero cuerpo un poco marcado.

Tomó mi rostro suavemente y comenzó a besarme. Él tenía el control, sus labios dominaban a los míos.
Era un beso intenso y rápido, como con ganas de más. Sus manos curiosas comenzaron a posarse sobre mi cintura mientras me apegaba a él. Dejó mis la labios para dirigirse hasta mi cuello, en el cual dejaba pequeños caminos de besos.
La intensidad subía, me sentía agitada.

Poco a poco intentó subir mi ancha blusa que estaba utilizando como pijama, pero lo detuve con palabras apenas audibles.

— Amor, basta. — dije tratando de mantener el control porque aquellos besos me estaban enloqueciendo.

Él no respondió y siguió con lo que antes estaba haciendo.

— En serio para, estoy cansada y ambos debemos despertar temprano. — dije con poco aliento mientras trataba de empujarlo suavemente.

— Está bien. — dijo un poco serio y se reincorporó.

— No te molestes, ven. — expresé

Me acurruqué a su lado y le di un suave beso en la comisura de sus labios.

— Buenas noches. — dije. — ¿puedes apagar la luz?

No emitió palabra alguna e hizo lo que ordené.

— Descansa cariño. — besó mi frente.

Y eso es lo único que recuerdo de esa noche.















Ya sé que siempre les miento, ya mejor ni pongo excusas, pero espero que notaran el cambio con el capítulo de ahora.
Los quiero, tengan un buen día, tarde o noche. :3
—Sab

Sounds | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora