Tres

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- Dicen que la literatura es memoria.

- ...

- ¿Me escuchas?

- Sí.

- Qué opinas.

- No sé. Puede ser.

- Sí, yo creo que mucho de eso hay en la escritura.

- Pero qué importa.

- Cómo.

- Sí, es decir, si la literatura es memoria o no, a nosotros qué nos importa.

- Cómo que qué.

- Sí, no entiendo el punto.

- Tú y yo, de alguna manera, escribimos.

- Es cierto, pero y eso qué.

- Que, entonces, de alguna manera, debemos reflexionar sobre eso.

- Por qué.

- ...

- Por qué, dime.

- Pues no lo sé, supongo que para ser éticos en nuestro trabajo.

- Escribir no es nuestro trabajo.

- Bueno, no exactamente, tú sabes a lo que me refiero.

- No, no sé a qué te refieres, y deberíamos empezar por ahí.

- Cómo.

- Sí, deberíamos comenzar por tener claro, de una buena vez, que escribir no es nuestro trabajo.

- Bueno, sólo fue una manera de decirlo.

- Pues no me parece correcto.

- Fue sólo un juego de palabras.

- Sí, pero no dice lo que es verdad.

- Bueno, ya, olvídalo.

- No, no lo olvido. Porque creo que por ahí deberíamos empezar.

- Sí, entiendo.

- Pues no, no creo que entiendas, porque insistes en eso una y otra vez.

- En qué.

- Por favor, no vamos a comenzar de nuevo.

- Está bien.

- No, dilo. Acéptalo.

- Qué.

- Hazlo.

- Ya, por favor.

- No, hazlo, maldita sea.

- ...

- ...

- Está bien.

- Dilo.

- Nuestro trabajo no es escribir.

- ...

- Ya.

- Esto no es un juego, sabes, la literatura no es un juego.

- No, es un trabajo.

- Sí, y no es nuestro trabajo, y por ahí debes empezar, por aceptar que no te dedicas a escribir.

- Y eso qué relevancia tiene.

- Mucha.

- Cuál.

- En principio, escribas o no, es importante mantener los pies en la tierra. No eres un escritor.

- Claro que lo soy.

El libro de las conversacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora