Nueve

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- Las palabras son importantes.

- Sí, lo sé.

- ...

- Perdóname, en serio.

- Te lo advertí.

- Sí, lo sé. Lo siento, es todo lo que puedo decirte.

- ...

- Pero en ese sentido, tú también abusas.

- ...

- ...

- Bueno, ahora que lo pienso, puede que tengas razón.

- Claro que tengo razón pero, bueno, es mejor olvidarlo, además, no nos hicimos tanto daño, ¿o sí?

- La verdad es que no lo sé.

- Pues yo creo que no. De alguna manera seguimos siendo amigos.

- Eso sí, es increíble.

- Por qué. A mí me parece de lo más normal, de hecho, nunca fuimos más que eso: amigos, y eso es lo que seguimos siendo.

- Si tú lo dices...

- ...

- Qué.

- Ya te vas a poner complicado.

- No, no es eso. A veces me pongo sentimental, ya lo sabes.

- Sí, y ése es el problema. Lo estropeas todo cuando te pones así.

- Sí, lo sé, ya me lo has dicho. Los sentimientos lo estropean todo.

- La mayor parte de las veces, sí.

- ...

- Sé que no debí haberte dicho cosas que no podría manejar ni sostener, pero en los momentos en que las dije, eran verdad.

- ...

- Así fue, y si volviese a tener esos sentimientos volvería a decírtelo.

- Dios, qué descaro.

- Por qué. Sólo deberías no ser tan aprehensivo.

- Lo soy, creo en las palabras.

- ...

- Qué.

- Lo que dices no tiene sentido.

- Por qué.

- Creer en las palabras no es lo mismo que exigir que duren para siempre.

- Qué profunda.

- ...

- Lo siento. Sabes que admiro tu inteligencia y tus habilidades con el lenguaje. En fin, no importa.

- Las cosas son así. Se dicen palabras por cosas que se sienten o desean, pero eso no implica su permanencia inalterable a través del tiempo. Es todo.

- Sí, eso me queda claro.

- Exacto. A ti más que a nadie debería quedarle claro, dices que te gustan los libros, que quieres escribir, se supone que conoces las palabras y su esencia efímera. Además, te la pasas habloteando.

- Vaya palabrita.

- Ya, basta.

- "Habloteando".

- Mira, cálmate. Te recuerdo, porque parece que a ti las cosas se te olvidan fácilmente, que tú dices esa palabrita muy seguido cuando estás bastante pasado.

- Lo importante es entender que las palabras tienen consecuencias.

- Basta de sabidurías, por favor.

El libro de las conversacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora