- En mi caso, lo principal fue trabajar con la culpa.
- En el mío no tanto, peor sí, algo hay de eso.
- Pues sí, pero no sé...
- Sí, es normal, al principio no es eso, es la frustración la tristeza.
- La aceptación.
- Mmm...
- De verdad...
- Sí, es cierto.
- ...
- Mira, yo sé que suena a puro rollo, pero es verdad, lo principal es que aceptes que ella ya no está contigo, hermano.
- Así es.
- No sé, no lo entiendo, creo que no es normal.
- Pues tienes que empezar por ahí.
- Mira, no pienses en eso y ya.
- Es que no puedo.
- Sí, entiendo, pero deja de pensar que pueden arreglarse las cosas y todo eso.
- Sí, hermano, escucha lo que te dice.
- ...
- Es que es así, ella ya no está contigo, así, como él está solo y yo también.
- Pues sí.
- Mira, es normal, y estarás un buen tiempo creyendo que todo puede solucionarse y que ésta es otra de esas etapas clásicas de una relación. Pero no es así, esta vez es para siempre, hermano.
- Sí, y acéptalo, tienes que empezar por ahí.
- No sé, entiendo, pero...
- Mira, yo siento que te pasa algo muy similar a lo que a mí me pasó, sientes horrible porque estás lleno de culpa.
- Sí, puede ser.
- No, no puede ser, es así y tú lo sabes.
- Sí, seguro estás pensando en esas veces que iniciaste una pelea por tonterías.
- En las veces que la viste llorar.
- Sí, exacto, pienso en eso y ya no puedo más. Pienso en las veces que pude besarla y no lo hice, en las veces que pude verla y preferí comprar otra botella de ron, en todo ese tiempo que perdí así como si fuera a estar ahí para siempre.
- Pero sabías lo que estabas haciendo, no te evadas de eso.
- ...
- Cómo.
- Sí, este cabrón hacía lo que hacía consciente de los resultados. Tú me dijiste un día que te la querías chingar.
- Cómo está eso, hermano.
- ...
- ...
- Qué pasa...
- Es que no puedo perdonarle lo que me hizo, lo que me hizo hace años...
- Mmm, y regresaste con ella nomás para armarle un pinche infierno...
- Sí, sí lo hice.
- Ves...
- Pues ahora tienes tu merecido, hermano. Todo en esta vida se paga.
- Sí, pero...
- Pero qué.
- Sí, pero...
- Acéptalo, ya no te sentías bien con ella y que ella decidiera alejarse es lo mejor que pudo haberles pasado a los dos.
- Mierda, mierda, mierda...
- Sí, hermano, ya que una mujer te dice No sé si quiero seguir haciendo una vida a tu lado... es que todo se fue a la mierda.
- Exacto, eso fue justo lo que dijo.
- Pues sí, te lo advertí.
- Cómo...
- Este cabrón me llamó la semana pasada y me dijo que había tenido problemas con su mujer, y por lo que me contó supuse todo lo que vendría después. Tú también ya lo viviste.
- Sí, a mí todo este pinche desmadre me tocó primero.
- Sí.
- Pues sí.
- Y sí, es como un guión, hermano. Siempre es igual.
- Ajá, por eso le dije: Mira, seguro te va a decir esto, y esto, y esto otro.
- Y fue justo lo que dijo, con las mismas palabras: No sé si quiero seguir haciendo una vida a tu lado.
- Sí, hermano, eso ya lo sé. A mí me dijeron lo mismo.
- A mí igual.
- ¡Mierda!
- Ni modo, chingá, acéptalo.
- Sí, en incluso vete un poco más atrás y perdónale lo que te hizo y no te ahogues en culpa. Lo que hiciste hecho está y no hay vuelta a atrás.
- Así es.
- ¡Mierda! ¡Mierda!
- Sí, hermano. Mira, yo qué más quisiera que no pasaras por esto.
- Claro, yo igual, pero es normal.
- No te puedes saltar los procesos.