Cinco

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- Hola, cómo estás.

- Bien, ¿y tú?

- Bien.

- Me da gusto.

- Hace mucho que no hablábamos.

- Bueno, esto no es precisamente algo que yo llamaría una conversación.

- Es similar, al menos.

- Pero no es lo mismo.

- No, no es lo mismo.

- Qué haces.

- Leo un poco.

- ¿Trabajas?

- Sí.

- Qué bueno, ¿sigues en el mismo sitio?

- Sí.

- Vaya.

- ...

- Y qué lees.

- Leo El cielo protector.

- Bowles.

- Así es.

- Me gusta ese libro.

- Lo sé.

- Qué curioso.

- Qué.

- Tú me lo regalaste.

- Sí, recuerdo.

- Y hasta ahora lo lees tú.

- Sí.

- Me regalaste un libro sin haberlo leído.

- Sí.

- Vaya locura.

- Por qué.

- ¿No te lo parece?

- No.

- Qué raro.

- Qué.

- Que lo es, es una locura.

- Puede ser.

- ¿Por qué me lo regalaste sin haberlo leído?

- Sabía de qué iba el libro, sabía que era bueno.

- Pero no lo habías leído.

- No

- ¿Entonces?

- No sé, ¿te gustó?

- Mucho, ya te lo he dicho.

- Claro, lo siento.

- ¿Te sientes bien?

- No, no mucho.

- Qué te pasa.

- ...

- Jey, yuju.

- ¿No quieres hablar?

- Lo siento, tuve que ausentarme de mi lugar.

- Ah.

- ...

- ¿Entonces?

- No sé, estoy melancólico.

- Por qué.

- No sé.

- No, sí sabes, ¿quieres contarme?

- Sí.

- Qué pasa.

- ¿Alguna vez te ha pesado la memoria?

El libro de las conversacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora