Capítulo 27: Pequeñas Grandes Sorpresas

1.5K 221 68
                                    

Los primeros días de agosto llegaron de nueva cuenta a Tokyo. Los árboles aún lucian verdes y frondosos. El panorama era garadable y apacible. Caminando por el campus observó todo a su alrededor y finalmente fue consciente de lo rápido que puede transcurrir el tiempo.

Un año desde su llegada a Japon y aun se sentía como un turista en aquella gran ciudad. De repente un montón de recuerdos le invadieron sacándole inconscientemente una amplia sonrisa.
Se dejó llevar hasta el día en que vió por primera vez a YoonGi con su enigmante mirada sobresaliendo de aquella mascarilla negra. Tambien recordó la euforia característica de TaeHyung cuando este le hablo el primer día de clases. Como extrañaba a su amigo. Se preguntó cómo se la estaría pasando su peculiar Tae en la gran Fukuoka. Notó lo que estaba haciendo hasta que un curioso y muy animado Daiki llego hasta el sorprendiendole.

-¿Por qué tan sonriente JiMin~shiiiii? -Dijó saltando sobre su espalda casi quitándole el equilibrio.

-Daiki. -Exclamo entre risas tratando de mantenerse en pie. -No asustes así a la gente.

-Ya. -Bajó de su agarre. -Te veo muy alegre.

-Solo estaba pensando en algunas cosas.

-¿En tu novio?

-Tal vez. -Sonrió avergonzado dejándose ver culpable.

-Que lindo que eres. -Declaro el mas bajo arrugando su pequeña nariz.

-¿Vas a ver a Tachi? -preguntó JiMin mientras seguían sus pasos sobre el camino de piedra.

-Sí, Masao quedo de acompañarme de compras.

-Entonces busquemosle. Seguro estará en la biblioteca allá mismo voy yo.

-Excelente. Vayamos.

Llegando al lugar no tardaron en encontrar al chico de mechones naranja. Cuando Daiki se hubo reunido con su novio JiMin les dejó para ir en busca de algun libro que le fuese útil para su nueva tarea la cual poco se relacionaba con sus clases aunque si con su desarrollo profesional. El chico, que de nueva cuenta era rubio, había logrado ser aceptado como aprendiz en la pequeña oficina de arquitectos a la que su profesor le refirió. Estaba alegre con su mas reciente empleo y aunque la paga era realmente casi nada, solo lo básico para cubrir su transporte, no dejó de estar bien con ello.

En realidad después de que le dijeran que debía presentarse como asistente al menos cuatro veces por semana en la oficina se había preocupado bastante al punto de que ya había decididó renunciar a su empleo con la señora Wakahisa. Sin embargo su jefa le permitió conservar su tiempo los otros tres días restantes sin reducir mucho su paga mensual siempre y cuando cubriera algunas horas extras las mañanas de los fines de semana. El trabajar en contra turno no le molestó pues aun seguía sin compensar la buena voluntad de la mujer que le empleaba por lo que cada día ponía aun mayor esmero al realizar su trabajo.

La única verdadera complicación llegó al momento de dedicarle tiempo a YoonGi. Ya no tenía días de descanso, cada mañana era de clase, todas sus tardes estaban llenas y las noches las dedicaba a sus tareas y deberes escolares, quedandole así apenas las horas necesarias de descanso. Lo mas que podía convivir con su novio era la hora de la cena y el camino juntos a la universidad, y con muy buena suerte alguna tarde de fin de semana. A YoonGi en realidad pareció no molestarle pero lo cierto era que JiMin le extrañaba de sobremanera. El chico entonces sólo guardaba la esperanza de organizar mejor su tiempo y entonces poder tener una rutina mas cómoda y agradable.

Pensando en sus deberes fue buscando en las estanterías cuando un par de miradas se posaron sobre el. Por poco se le escapaban el par de chicas de no ser por qué reconoció a una de ellas. El inconfundible cabello plateado fue lo que le animo a hablarle quedamente cuando estaba ya caminando hacia otro pasillo.

Boy Luv in Tokyo -JimSu- [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora