"JOEY" ※Joerick※

※Tres

No se preocupen, Joey no se va a suicidar en los siguientes veinte segundos de este 'relato', no es ese el tipo de historia que voy a contar aquí...

Joey sufrió de depresión bastantes años.

Se veía decaído, triste, enojado, solitario.

Pero aún así logro sobrevivir.

Joey obtuvo un ascenso y ahora puede comprar antidepresivos. Joey es Joe ahora...

Después de graduarse con honores en la universidad Joey consiguió un trabajo en una importante agencia de viajes.

Un año después obtuvo un ascenso que le permitió viajar por todo el mundo, y aunque ya no nos veíamos y él ni siquiera escribía o llamaba, yo estaba feliz por Joey.

Al fin parecía vivir la vida que se merecía.

Después de varios viajes de idas y vueltas y vueltas y idas.

Él ya no volvió más.

Luego me enteré que había pedido su transferencia a Miami.

Se fue sin despedirse... de todos modos yo estaba feliz por Joey.

Parte de mi lo extrañaba y lo necesitaba así que años después fui a Miami a visitar a mi querido Joey.

Me encontré con que Joey se hacia llamar Joe, porque el nombre "Joey" le recordaba su depresión y lo triste que había sido su vida.

En ese momento él decía poder controlar su trastorno que a pesar del tiempo no lo había abandonado. Los antidepresivos eran su fiel consuelo.

Algo que jamás pude ser yo.

Joe es un motor frío en el que ninguna de sus partes se queja. Joe es un ladrillo hecho de fósiles...

Joe me presentó a sus nuevos amigos. Todos ellos parecían admirarlo bastante. Para ellos era como un ejemplo a seguir.

Capaz, inteligente, talentoso. Un líder completo.

También me presentó a su familia.

Su esposo lo miraba con amor todo el tiempo, ambos estaban completamente enamorados, se hacían toda clase de cariños cada instante.

Su pequeño hijo y Joe jugaron fútbol un rato mientras su perro corría también tras la pelota.

Yo simplemente me quedé contemplando al nuevo Joey, que ahora era Joe, pero aunque él lo creía, nada había cambiado en él.

Simplemente ahora él era valiente.

Tuve que volver a mi ciudad a los pocos días de haber partido. No tenia caso... Joey era feliz.

No necesitaba a un Erick en su vida.

Un Erick que le había hecho daño inconscientemente.

Un Erick que no había prestado atención a sus pedidos de auxilio.

Un Erick que se había dado cuenta tarde y de la forma más dolorosa, que amaba a Joey.

Pero no podía regresar el tiempo a aquellos malditos días.