※Cinco

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Nosotros teníamos diecisiete, y yo conduje hacia un show punk en una camioneta que era más vieja que cualquiera de nosotros...

Aquella noche la vieja camioneta de mi abuelo se averió y quedamos plantados en medio de una carretera vacía.

Era cerca de la media noche y hacia tal frío que te helaba los huesos.

Aún así salimos de la camioneta a tratar de arreglar el problema, pero cuando vimos que no había solución nos apoyamos en la camioneta y nos quedamos un momento contemplando el firmamento.

Joey me ofreció su chaqueta para abrigar mi cuerpo y yo le ofrecí cerveza que iba a traficar en el concierto.

Él simplemente sonrió de lado. Sabia lo que pensaba, no quería beber, pero era Joey.

Joey hacia todo por mi.

Bebimos lata tras lata y ya casi no sentíamos frío.

Hablábamos de tonterías tras cada sorbo que le dábamos a nuestra bebida, hasta que Joey soltó algo que me dejó en shock.

–Erick... soy gay– su voz sonaba débil e insegura. Su mirada gacha.

Le di un gran sorbo a mi bebida antes de lanzarme hacia él y besarlo.

Me sorprendí a mi mismo actuando así, jamás había besado a un hombre.

Aveces sentía que los chicos me gustaban, pero jamás me atrevería a reconocerlo.

Esa noche sin embargo el alcohol me dio valentía. ¿A quien quiero engañar? Me ganaron los sentimientos, después de todo era Joey y yo lo amaba.

Sus movimientos torpes sobre mi cuerpo no me sorprendieron. Era su primera vez, aunque no la mía.

Joey me amó más de lo que yo me merecía.

Yo no lo amé lo suficiente.

Teníamos diecisiete, y yo compraba almuerzo para Joey mucho más seguido de lo que no lo hacia...

Aún después de acostarnos varias veces, aún después de rechazar sus propuestas de noviazgo. Joey y yo seguíamos siendo amigos.

Yo le compraba el almuerzo y pagaba su pasaje de autobús. Él nunca me lo pidió, es más yo sabia que eso le avergonzaba pero quería darle algo a cambio de seguir conmigo al pasar del tiempo.

No hice más que hacer que se sintiera como un prostituto.

Teníamos diecisiete y la única vez en la que Joey trató de hablarme sobre sentirse deprimido cuando había personas cerca... le dije que se callara de una maldita vez y le pregunté si necesitaba cambiarse el tampón...

Me iba mal en la escuela, las chicas a las que había invitado a salir en las últimas semanas me rechazaron, mi supuestos amigos me ignoraban.

Y Joey no paraba con sus preguntas sobre ¿por qué seguir viviendo?

Joey había caído en un nivel de depresión crónica tan profunda que no veía ninguna salida en su oscuro túnel.

Y yo no fui capaz de tan siquiera sonreírle.

–Apresurate, Joel.

–No quiero entrar.

–¿Bromeas? Es nuestra oportunidad para ligar con las chicas y de demostrarle a nuestros amigos que no somos unos perdedores.

–Erick... no me siento cómodo con tantas personas rodeándome– su mirada suplicando algo que no entendía, o más bien no quería ver.

–No seas una nenita, Joel.

–Yo... estoy tratando...– sus ojos ahora mirando un punto fijo –El psicólogo de la escuela me dijo que tengo... depresión.

–¡Callate! Me tienes harto con tu estúpido cuento de que quieres morirte, solo estas triste, no seas dramático, se te va a pasar. Ahora entra– lo empuje para que atravesara la puerta.

–Miren quienes están aquí, son la parejita de Joel y Erick– habló el chico más popular de la escuela.

–¿Qué dices? No somos pareja– me defendí, realmente me sentía ofendido.

–Pero si van a todo lado juntos– soltó burlón –no sigan negando que son un par de mariquitas.

–Y si así es ¿qué?– habló de repente Joey.

–¡Callate, Joel!– hablé molesto.

–Ellos no son mis amigos, Erick y las chicas no me interesan.

–Entonces el maricón eres tú no yo. Es por eso que estas tan sensible, ¡estas en tus días!– lo humille de tal manera que todos comenzaron a reírse.

Joey me miró decepcionado, dio media vuelta y se fue.

"JOEY" ※Joerick※Donde viven las historias. Descúbrelo ahora