※Diez

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Ambos teníamos padres que nos creyeron cuando les dijimos que no estábamos bien, pero los míos podían darse el lujo de hacer algo al respecto...

Erick Brian Colón Arista, diagnosticado con depresión crónica el segundo año.

Cuando mis padres se enteraron de mi trastorno, pagaron semanas de setenta y cinco dólares en terapias para salvarme.

Dos años enteros.

Pasé de una depresión leve a una crónica y las cosas parecían empeorar, hasta aquella sesión "milagrosa", que me hizo encontrar una salida.

Me salvaron.

Me salvé.

Los padres de Joey no tenían setenta y cinco malditos dólares para salvarlo.

-La psicóloga de la escuela llamó, está preocupada por ti- escuché a la mamá de Joey decir.

Joey se mantuvo callado mirando el piso.

-Dijo que tienes depresión...- Joey no respondió -¿Quieres hablar? Sé que nuestra vida es difícil, no podemos darte ni siquiera lo necesario, tienes que trabajar cada vacación mientras otros chicos viajan, ¡mira tu ropa! es la misma de hace dos años. Sé que te sientes mal y excluido, no podrás ir a la universidad porque no podremos pagarla. Pero Joey, tú puedes, eres el chico más fuerte que conozco. No podemos pagar un psicólogo, pero puedes hablar conmigo hasta que tu depresión desaparezca, ¿dime qué pasa?

Esa tarde vi a Joey llorar como nunca antes lo había visto. Se veía frágil y vulnerable.

Él lloró mucho tiempo abrazando a su madre en el patio trasero de su casa mientras yo los espiaba desde la puerta principal.

Pero a pesar de la distancia y de lo entrecortado y débil que su voz sonaba escuché perfectamente lo que dijo.

-Quiero irme lejos y jamás regresar.

"JOEY" ※Joerick※Donde viven las historias. Descúbrelo ahora