※Nueve

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Cuando quise abrirme y ver si allí realmente había abejas sacudiéndose, mis padres me consiguieron un terapeuta. Puedo señalar cual fue la sesión que me trajo devuelta al mundo, esa sesión costó setenta y cinco dolares...

–Erick Brian Colón, diagnosticado con depresión el primer año, con dos intentos de suicidio- habló el hombre frente a mi.

Yo observaba la venda en mi muñeca, sin prestarle demasiada atención.

–¿Es por Joey?– preguntó tranquilo, como si no doliera, como si escuchar su nombre no despertara esas abejas sacudiéndose en mi interior.

Sujete con mi mano izquierda la muñeca que no tenia heridas ni vendas y la apreté levente.

–Según el reporte de tu anterior psicólogo ya pasó un año.

Apreté más fuerte mi agarre hasta que en esa parte la sangre en mis venas dejó de circular.

–Entiendo...- murmuro después de leer un rato el informe –es hoy.

Mis uñas se incrustaron en mi piel y mi muñeca comenzó a sangrar.

El psicólogo, que no había notado que hacia, se paró asustado y llamó a una enfermera.

Yo solo quería encontrar el hueco que Joey dejó en mi, y que con el tiempo se llenó de abejas.

Quiero que las abejas se vayan.

Setenta y cinco dolares son dos semanas de compras, es un mes de pasajes en autobús, no alcanza ni siquiera para un par de zapatos nuevos para el año escolar. Tomó semanas de setenta y cinco dolares llegar a la que me salvó la vida...

–¿Erick?– me llamaba ese hombre –¿Estas escuchándome, Erick?

Yo miraba un punto fijo de la habitación, para ese entonces portaba la misma mirada que Joey había tenido bastantes años.

–¿Qué sucede hoy? Pensé que estábamos progresando— continúe en silencio —¿es por ayer?

Y empecé a llorar.

—Vamos, Erick, puedes hablar conmigo como lo haz hecho todo este tiempo. Somos amigos ¿no?

Negué -Joey era mi único amigo.

–¿La relación de psiquiatra y paciente te parece bien?

No dije nada y supongo que lo tomó como un si.

–Okey, ayer fue un día bastante cansador por la crisis que sufriste, pero hoy es un nuevo día.

–Hoy es peor, porque hoy es su cumpleaños– murmuré cerrando los ojos.

Sentí su preocupación –¿Por qué no me lo dijiste? Eso es muy importante.

–No lo es, porque él ya no está. Se fue un día antes de su cumpleaños para que yo siempre lo recordará y me doliera. Supongo que es mi karma.

–Erick...

–Había pasado semanas sin hablarle, huía de mi cada vez que nos encontrábamos. Sentía un hueco en mi pecho, solamente Joey llenaba ese hueco, lo extrañaba, lo necesitaba. Después de días pensándolo lo decidí, iba a pedirle que sea mi novio el día de su cumpleaños...
Pero Joey se fue, me dejó.

–Respira, Erick, respira. Imagínate a Joey como te dije... en una lugar bonito.

"JOEY" ※Joerick※Donde viven las historias. Descúbrelo ahora