•†• Memories & Dreams •†• || Sally Face Fanfic #SallyFaceAwards2020

•†• Sally Face 11 •†•

Dejar la música encendida mientras empezaba una nueva obra de arte en un lienzo nuevo que llevaba guardando hace meses para una ocasión especial era el panorama perfecto para distraer su mente de todos esos problemas que le llevaban abrumando hace unos días.

Su madre tendría mucho trabajo, por lo que ése día sería solitario. A Larry no le importó mucho, pues ahora podía ocupar la mente en algo más. De cualquier forma, los pensamientos negativos sobre Travis y aquella acusación le revolvían el estómago, no tanto como los recuerdos que tenía de la bologna de la señora Packerton, pero seguía siendo igual de estresante. No era una persona que perdiera los estribos fácilmente ante situaciones así, pero su autocontrol respecto a Travis y gente que molestara a sus amigos, en especial a Sally, solamente lo enfermaban.

Comenzó a dibujar trazos vagos en el lienzo, como si quisiera hacer algo especial esa vez, algo que jamás había hecho por miedo o quizás porque no estaba listo para la reacción de los demás. De cualquier forma, trabajar en esa idea y llevarla a algo específico resultaba algo tremendamente tranquilizante.

Entonces... ¿por qué no podía sacarse de la mente lo ocurrido con Travis? Se llevó una mano al entrecejo como intentando repetirse mil veces que debía calmarse, dejar de pensar en una batalla que ya estaba perdida..., Sally, sin embargo, seguía luchando, y si su pequeño Sal seguía con ello, a Larry no le quedaba más opción que apoyarlo.

Se mareó de repente, como solía pasar desde hace unas semanas atrás. No se lo comentó a nadie. Solo se limitaba a caminar hacia su cama y recostarse. Sus pensamiento se hacían más fuertes, más constantes, esa voz que escuchaba en sueños aumentaba y -a momentos- se llegaba a sentir como Sally cuando tenía aquellas visiones que lo alejaban del mundo real y lo transportaban bruscamente a la realidad, dejándolo sin palabras.

Cerrar los ojos significaría encontrarse frente a la casa del árbol... y así fue. La casa del árbol, aquella que construyeron hace años y que, cada vez que se iba en esos viajes mentales, miraba todo desde una perspectiva más alta. Sus manos adultas le confundían, por alguna razón se sintió abrumado. La neblina, el mal clima y esa aura deprimente que lograba envolver su cuerpo le paralizaban frente a la base secreta donde yacían todos los recuerdos de su padre.

Un ruido abrumador, como el de cientos personas hablando, logró hacerlo cerrar los ojos de nuevo. De entre todas las voces, una voz femenina, lenta y cansada intentaba ganar más fuerza para resaltar de entre todos. No entendía, jamás logró hacerlo en esas semanas. Solo sabía una cosa, y era que cada vez que volvía abrir los ojos, el escenario era peor: negro, oscuro, solitario.

Sally no estaba en ninguna parte, por más que intentara buscarlo, y una vibración hacía que su mente se aturdiera más y más, hasta que en algún punto perdía la noción de todo y no le quedaba más remedio que esperar a que todo acabara.

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Tener que recorrer un camino más largo y distinto al de todos sus amigos a veces le hacía sentir triste. Odiaba tener que vivir tan lejos de ellos, y a veces privarse de verlos solo para cuidar a su hermano. Las cosas en su casa no iban del todo bien, y decidió que, en vez de quejarse, podía simplemente pasar de ello. Era mejor eso que comenzar una nueva pelea en casa.

Se percató de ser la primera en llegar, por lo que no tardó en dirigirse a su casillero. Quizás aprovecharía de limpiarlo un poco. En cuanto lo abrió, lo primero en llamar su atención fue un sobre amarillo que, definitivamente, ella no había dejado allí. Lo tomó entre sus manos y observó aquella pequeña nota escrita al reverso del envase.

"Siento lo de tu cámara, no sé cuánto cueste el lente, espero que ésto ayude"

Ashley miró hacia ambos lados, intentando encontrar a alguien, pero al fallar con su búsqueda solo se limitó a abrir el sobre y mirar la cantidad de dinero allí adentro. "¡Es suficiente como para comprarme otra cámara si quisiera!" se alarmó, mirando nuevamente a los alrededores y guardando el sobre con cuidado. Seguramente, los chicos habían juntado dinero para ayudarle. Tenía los mejores amigos del mundo. ¿Probablemente era obra de Sally? Sin duda alguna, ¿quién más haría algo así?