•†• Sally Face 5 •†•

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Atrapados. Sin luz, sin comida, y por Dios sabe cuánto tiempo. Sally calculó casi media hora desde que el ascensor seguía atascado, y ni siquiera tenían una pequeña luz de guía para ver si podían hacer algo. El de cabello azul se sentó, resignado. Larry no supo el por qué estaba tan desesperado.

     —Vamos, se darán cuenta de que no estamos afuera y nos buscarán— dijo Larry.

     —Sí, sí...— el de cabello azul suspiró— no me gustan los lugares cerrados.

     —Al menos estamos juntos— intentó animarle Larry—, imagina lo aburrido que hubiese sido si te hubieses quedado solo— el castaño tenía un punto—. Además, ¿quién nos apura? Ya estás seco, yo también. No preguntaré qué es lo peor que puede pasar porque siempre puede pasar algo peor.

     —Y eso lo sabemos por experiencia propia— agregó Sally.

Pasaron unos minutos en silencio. La oscuridad le incomodaba, no tenía cómo ver a Larry, ni tampoco dónde estaba cada cosa. Larry suspiró, supuso que si iban a estar todo el tiempo allí, sería mejor hablar.

     —¿Por qué te asustó tanto la sombra del ascensor?— preguntó Larry. Se había percatado de ello al ver como Sally había caído torpemente. Sal jamás estaba asustado de nada, o eso parecía quizás por la prótesis, pero fue la primera vez que lo vio temblar al ver algo "paranormal" en los apartamentos Addison.

Sally sabía perfectamente la respuesta, pero no lo diría. Decirlo implicaría contar demasiado. Aunque a oscuras, ¿qué importaba? Nadie lo vería llorar y llevaría horas que los sacaran del ascensor. Sally se sentó en el suelo, en lo que parecía ser frente a Larry.

     —Ayer, cuando me desmayé— comenzó a relatar Sally— soñé que estaba en el mismo lugar, el mismo bosque, la misma lluvia, pero no estabas allí. Te llamé y no aparecías— Sally abrazó sus rodillas— y un arbusto se movió a lo lejos. Pensé que eras tú, pero...

     —¿Pero?— preguntó Larry.

     —Era un perro... un p-perro con ojos rojos— dijo el menor, recordando el sueño de forma tan vívida que se le puso la piel de gallina— los mismos ojos rojos que tenía la sombra del ascensor.

Larry recordó entonces aquel hombre de ojos rojos que él había visto años atrás. Jamás había encontrado una explicación a ello, por mucho que investigaron con Sally; pero a Sal Fisher no parecía aterrarle el hombre de ojos rojos, ¿por qué lo haría ahora?

     —¿Te dan miedo los perros?— preguntó Larry, y el de cabello azul hundió la cabeza en sus rodillas.

    —Me aterran— confesó el menor, y tomó aire— porque gracias a uno es que tengo que usar la prótesis.

Larry quedó perplejo, no se esperaba eso. Juraba que había sido un accidente de auto, o algo por el estilo, pero jamás se imaginó que un perro hubiese sido la causa por la cual el menor tuviera que usar una prótesis. Sally se abrazó a sí mismo, incómodo y con los recuerdos a flor de piel. Evitaba recordar con detalles lo que había pasado, porque era como vivirlo una y otra vez, y era peor si debía contarlo. Quizás por eso la idea de ir a un psicólogo jamás le había agradado.

     —Fue un día de campo— recordó Sal, con un tono frío y monótono—, decidimos hacer un picnic en familia. Mamá estaba tan concentrada en ordenar el mantel sobre el pasto que a veces me alejaba y tenía que estar llamándome constantemente— Larry escuchó con atención la historia del menor, en silencio—. Escuché a un perro rondar por ahí, y a esa edad me hacía ilusión tener uno.

...

     —Quiero ver al perro, mamá. ¿Puedes escucharlo?

      —¿Por qué no esperas a que tu padre llegue? Debería estar aquí en cualquier minuto.

•†• Memories & Dreams •†• || Sally Face Fanfic  #SallyFaceAwards2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora