Capitulo Treinta Y Tres

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—¿Alexandra Steven?—Mierda.—¿Que haces aquí?—Piensa rápido, piensa.

—Lo seguí, quería saber donde se ocultaba el equipo.

—No te creo nada traidora.—¿Quien jodidos es este idiota?

—Dylan suficiente.

—Es verdad lo que dijo ¿Kendall compró a Rene para que dejara quemar?

—Si, le quitarían la beca si perdía contra los dorados, Kendall le ofreció la beca completa pagada por su familia y 2000 dólares a cambio de que se dejara anotarle un straik.

—¿Porque no me dijo esto antes? No me hubiera ido a New York sabiendo esto.

—Nos acabamos de enterar hace unos días pero da igual ya, lamento lo que estos idiotas le hicieron a tu amigo. Dylan quedará fuera por esto.

—¿Qué? No es justo.

—Tampoco es justo que terminarán con la carrera de Aldo.

—Oh vamos, ese niño mimado podrá pagar su educación en cualquier otra carrera, nosotros nos partimos el alma para poder conseguir una beca Alex. No todas somos novias de un millonario que soborna a un director para poder conseguir lo que quiera.

—¿Qué?

—No obtuviste la beca por tu talento estúpida, Kendall no solo compro a Rene.—Imposible.

—Suficiente, largo de aquí Dylan y mejor ni te presentes mañana.

—A la Mierda tu y tu equipo Beto.

—Alex eso último.

—No digas nada, será mejor que me valla.

—¡Alex espera!

—Suerte mañana.—Camine lo más rápido posible a la salida, no quiero verle la cara a Kendall sin querer partirsela.

Tome el camino largo a casa, saber que todo lo que he logrado ha sigo gracias al dinero.

—Alex espera, eso no es verdad.—¿Donde jodidoa están mis hermanos cuando necesito que le partan la cara a alguien?—Espera porfavor.

—¡Aléjate de mi Kendall!

—No lo haré porque es mentira lo que te han dicho.—Me detuve en seco.—Bueno lo de Rene es verdad, lo de que yo compre al director eso es lo que es mentira.—Ya no se si creerle.—Yo solo le di tu nombre al director, te puse en su radar se selección.

—Kendall solo aléjate.

—No, no te dejaré sola hasta ver que llegas con bien a tu casa.—No quiero que me vea llorar.—Asi tenga que aguantar la paliza de tus hermanos.—Me gire para seguir caminado a casa, el me siguió a una distancia decente y en silencio.
Por suerte al llegar a casa no están mis hermanos.

—Gracias por acompañarme.

Toda la noche me la pase dando vueltas en la casa meditando si presentarme en el juego o no.

—¡FAMILIA STEVEN ARRIBA TODOS!—El grito de papá me hizo levantarme de golpe, olvidaba que somos una familia de gritones.—Cuarteto de adoptados ¿Donde están?—Puedo escuchar claramente como abre papa las puertas del pasillo hasta que llega a la mía.—Ahi están.—Mire a mis costados y están recostados en el suelo.

—¿Simios que hacen en mi habitación?

—¿Tu que haces aquí Alex? Deberias estar en el hotel con el equipo.

—Si, digamos que extrañaba mi cama.—Gracias al cielo los simios no dijeron nada.—¿Louis puedes llevarme al hotel? Tengo que ir por mi uniforme.

—Claro que si.

—¡Esperen! ¿Porque no te escuche roncar Luis?

—Alex ronco toda la maldita noche, fueron los únicos que durmieron.—Dice Liam.

—Louis roncando y tu que te movias a cada 5 segundos. Parecía que tenías hormigas en el cuerpo.—Si, estaba soñando.

...

Después de pasar al hotel y vestirme Louis me llevo a Morriaon donde ya están todos calentando.

—Dorados al centro.—Griro Harold.—No se que demonios paso anoche pero Kendall no se presentará al juego.—¿Que?—Aldo esta lastimado y Yared esta sancionado.

—¿Porque?—Lo que nos faltaba.

—Llamó el director, reprobó dos materias y no puede jugar.—¡Diablos!—Así que tenemos que dar todo de nosotros ya que de los 5 grandes solo quedan 2 y yo no estoy listo para ser capitán, Alex te dejo el equipo.—Me entrego una gorra de color Dorado y negro.

—¿Y porque yo?

—Porque Kendall me nombró a mi y yo lo puse a votación así que ahí esta tu respuesta.—Dulce tomo la gorra y me la puso.

—Ahora castaña mueve tu tracero a los vestidores.—Tomo mi mano para llevarme a rastras hasta el vestidor de chicas el cual esta vacío.
El silencio me vuelve loca, cada segundo se me hace eterno y es solo por estar semergida en todo lo que paso ayer.

—¿Se puede?—Llamo una voz desconocía a la puerta.

—Adelante.—Grito Dulce. Me gire a la puerta y el que acaba de entrar es Greg, capitán de las águilas.

—Hola chicas, antes de iniciar el juego me gustaría decirles que no sabía lo que Dylan y Christopher planeaban, ya fueron sancionados y no jugarán jamás para las águilas.

—Eso no arregla el brazo de Aldo.—Dulce está furiosa. Greg se giro a verme sorprendido.

—Es su novia.

—Mejor me voy con los chicos antes de que un águila salga desplumada.—Tomo su guante y salió.

—No habla enserio ¿Cierto?—Ay mi vida, batea para el otro lado.

—Se metieron con su propiedad y es conocida por su explosivo comportamiento.—Trago en seco.—Es broma. Pero no puedo responde por ella en el campo, así que mejor avisale a tu equipo que no se le acerque mucho a ella.—Tome mi guate para salir.

—También es tu equipo.—Me detuve.—El equipo te quiere de vuelta y no solo como jugador, sino como lo que eres, una capitana.—Me gire a verle y tiene en sus manos una gorra con mi nombre.

—Soy un Dorado.

—Este año, pero el siguiente puedes volver a ser un águila, piénsalo y danos tu respuesta a final del año.—Coloco la gorra ensima de mi maleta y se fue.

Las águilas fueron mi inicio, por ellas estoy aquí, pero Kennedy ha sido lo mejor que me pudo pasar y sin contar que Collins me quiere. Morrison sería volver a donde inicie y no quiero eso, Kennedy sería estancarme y tampoco lo quiero, Collins seria llegar a ligas mayores aunque no me siento lista para eso, si fallo toda mi carrera se acabará, si no logro despuntar en Collins será el fin.

—¡STEVEN!—Los gritos de mi equipo me regresaron a la realidad, salí para encontrarme con todos ya listos para el credo.

—¿Todo bien?—Pregunto Harold al verme distraída.—Parece que has visto a un fantasma mujer.

—Si, listos para dar lo mejor.

—¡Siempre! Gritaron todos.

—16 mentes.—Comence con el credo del equipo.—Un equipo—Siguieron todos. —Una razón, un objetivo, un sueño, una meta, una victoria, un jugador, dorados en la piel, dorados en la sangre, dorados en el corazón, dorados en la vida.

—Y una vez siendo Dorados, siempre seremos Dorados.—Todoa me prestaron atención.—Se que este año muchos se van, pero quiero que sepan que no importa a donde vallan siempre llevarán el sello Dorado en la piel, sientan orgullo de eso. ¡A ganar equipo!—Salí decidida a acabar con todo, a demostrarme a mi misma que si estoy lista para Collins.

Una Steven en Apuros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora