Me levanté de inmediato ni bien desperté, Jimin estaba sentado al frente de mi cama con los codos en sus rodillas mientras una de sus manos cubría su rostro, y en la otra llevaba el polo que compartió con Sebas en el viaje a París, el estaba vestido con un traje negro, lo observé por un momento con detenimiento, se veía decaído, el levantó la cabeza y nuestras miradas se cruzaron, el tenía los ojos rojos e hinchados, sus labios eran del color de la sangre, se limpió una lágrima que caía por su rostro y me sonrió, dejó el polo en la silla y se acercó a mí, se sentó a mi costado y me acarició el rostro.
- Estaré contigo- dijo sutilmente, yo sólo lo observé no tenia ninguna expresión en mi rostro, tampoco tenia ganas de llorar, nisiquiera tenia ganas de hablar con el ni con nadie - Mía dejo tu ropa en el vestidor - hablo simulando una sonrisa, el se esforzaba tanto para no llorar, nos quedamos en silencio por un momento yo solo posaba mi mirada en el, pero estaba perdida, totalmente perdida.
- ¿Cuánto tiempo dormi? - pregunte al fin
- Hoy es el segundo día - respondió bajando la mirada
Yo me levanté de la cama y el me siguió con la mirada, entre al vestidor y cerre la puerta, en el colgador visualice un vestido completamente negro, me mire al espejo y tenía la cara demacrada mis ojos estaban hundidos y totalmente rojos tenía grandes bolsas debajo de ellos, mis labios estaban resecos y no tenían un color agradable mi piel lucia pálida y sin brillo, me lavé la cara con un poco de jabón, me cepille los dientes y me peine, cuando me desvestí pude notar que había perdido bastante peso, el vestido me cubría completamente el cuerpo, salí del vestidor y Jimin seguía sentado en el mismo lugar donde lo había dejado, sus ojos aún seguían rojos y su cabello estaba desordenado, el me vio y se levantó de inmediato.
- ¿Dónde está mi hijo? - pregunté, no recibí respuesta alguna de el, y solo salí de la habitación el vino corriendo hacia mí y me agarró de la mano, volteé a el con una mirada fulminante
- Iremos juntos - dijo tranquilamente y siguió caminando entrelazando nuestras manos
Bajamos las escaleras, había venido bastante gente, el me sostenía muy fuerte, la gente se acercaba a brindarme el pésame, yo no tenía respuesta para ellos, Jimin respondía por mi, yo solo miraba a los alrededores buscando a mi hijo, necesitaba verlo, los chicos se acercaron a mi y cada uno me brindó un abrazo, pude ver que Suga llevaba en una mano la medalla que le había regalado Sebas, todos tenían los ojos rojos e hinchados, yo no quería hablar con nadie solo seguí caminando con Jimin hasta que llegamos a un pequeño ataúd, mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas, sostuve más fuerte la mano de Jimin, me acerqué lentamente para observarlo, tan tranquilo y en paz, el estaba igual a la última vez que lo vi en esa camilla de hospital tan pálido y frío, sus hermosos rizos habían desaparecido, estaba vestido con un traje blanco, golpeé con la uña, el pequeño cristal que me separaba de su rostro
- ¿Aún estás ahí? - pregunté, haciendo que las lágrimas que estaba aguantando caigan por mis rostro - ¿Porqué sigues ahí sin abrir los ojos ? Aún tienes tantas cosas por lograr - dije cerrando los ojos por completo mientras ahogaba mis sollozos en mis manos, sentí los brazos de Jimin sostenerme mientras escondía mi rostro en su pecho
- ¿Porqué me ha dejado Jimin? ¿Cómo puede hacerle eso a su madre? - Jimin solo asentía a mis palabras mientras aguantaba sus lágrimas
- Ya es hora - dijo al fin soltandome mientras agarraba mi rostro con ambas manos
- No Jimin, no me lo quites - dije queriendo aferrarme al ataúd
- Por favor Camila, hagámoslo bien, mírame - dijo volviendo a sostener mi rostro - El está ahí tranquilo, está en paz - volvió a decir, me acerqué muy despacio y lo volví a observar, ya nunca más lo iba a volver a ver, sus besos, sus miradas tiernas, sus cálidos abrazos, ya no iba a tener nada, perdí a la persona que más amaba.
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I BELIEVE IN YOU
Teen Fiction- " ELLA INCLUSO INTENTO TENER UNA SOBREDOSIS Y QUITARSE LA VIDA " - Jin En ese momento me di cuenta que la vida no era para todos, yo estaba sumida en el dolor, no existían días que yo no estuviera drogada o ebria, tirada en el piso frío del baño e...