El camino a seguir

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El silencio invadía por completo aquella celda maltratada y vieja, en la que la luz solar se filtraba a través de una pequeña ventana que estaba por encima de la estatura de dos jóvenes, los cuales se encontraban encadenados de un brazo, con la mirada fija hacia el suelo.

—¿Qué nos va a pasar? ¿Todo se acabó aquí?— Un chico rubio se pronunciaba, rompiendo el silencio que con su compañero de celda, habían creado desde hace unas horas. Aunque en su voz entrecortada se podía notar un poco de miedo ya que, nunca en su vida había causado un problema que lo llevara a una situación parecida a esta

.—No lo se, primero veremos a su """Alteza""" y después nos encarcelaran o nos pondrán a hacer algún tipo de trabajo.— Un joven de cabello azul, respondió fríamente pero completamente calmado y sin ninguno tipo de miedo o inseguridad.

—¿Sólo por una pelea?... Se que... No estuvo bien pero... ¿Es necesario que incluso veamos al rey por algo así?

—Así es. Lo que hicimos es un crimen muy grave, por más pequeña que haya sido la riña se considera que se perturba la paz del lugar. También el rey del reino secundario es el que actúa como juez. En nuestro mundo no es tan severo el castigo, lo se, pero... Este mundo lleva siglos en armonía y el de nosotros parece que nunca lo estará... ¿No te das cuenta de algo? ¿Cuál hace las cosas bien?— Dijo seriamente para después soltar una sonrisa burlona.

Link se sorprendió al ver como Ike había dicho algo así, ¿Acaso hizo una crítica a nuestro mundo? ¿Cree que este mundo hace las cosas bien? Eran preguntas que rodeaban su cabeza, si de verdad tenía ese tipo de pensamientos, el simplemente no entendía por que tenía ese repudio y odio hacia este lugar. A pesar de que conocía a Ike desde sus más tiernos días, había veces en las que no entendía nada de lo que pensaba.

—No me quiero imaginar como se castigan delitos mucho más graves.

—Ya te digo que no te imaginas algo siquiera cercano a eso, no todo es bonito y feliz como lo has visto.

El silencio se volvió a apoderar de la pequeña sala, todo a causa de que el menor de los dos se sintiera incómodo al creer que estaba charlando con una persona completamente diferente a la que conocí segundos pasaron tal cual, con esa incomodidad tan extraña y tan poco usual entre ellos... ¿Algo habia cambiado entre ellos? ¿Unos cuantos roces son suficientes como para destruir una hermandad como la suya?... Ninguno de los dos sabia que pensar al respecto...

Fue en ese instante cuando desde el fondo de la recámara donde se encontraban todas esas celdas vacías, se podían escuchar unos pasos que se acercaban a la única que estaba ocupada.

—¡El rey les dictará su sentencia en unos minutos! ¡Mientras esperarán aquí!— Gritaba con gran potencia un guardia real, vestido con la usual vestimenta de todos los del reino, aunque con un pequeño distintivo en su pecho que diferenciaba a los guardias comunes de los que le servían directamente al rey.

—Mira lo que hiciste... Ahora no se cuándo me podré reunir con ellas... Gracias...— Reclamaba frustrado en un intento de esconder su miedo y en un intento aún más desesperado de actuar como siempre lo había hecho con su querido amigo, con aquel tono sarcástico tan característico de el.

—Para empezar, todo es tu culpa y tampoco creas que esto será fácil para mi. No me quisiera reencontrar con "Su alteza"— Respondió un poco más calmado, igualmente en un intento de volver las cosas un poco a la normalidad, o por lo menos por ahora.

Aquel guardia real los libero de las esposas que limitaban a los jóvenes, les dio la orden de permanecer intactos hasta una nueva orden para después regresar por donde vino.

—Por cierto, ¿Dónde estamos exactamente?

—Estamos en el castillo secundario, al fondo de la ciudadela. Detrás de el templo del tiempo para ser más exactos.

Super Smash Bros: Un nuevo inicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora