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Todo parecía estar bien entre ella y Finn, de momento. Tal vez pronto, alguno de los dos, se atrevería a dar el siguiente paso, una cita.

Era más que obvia esa atracción que sentían el uno por el otro, podía notarse a kilómetros de distancia, incluso, ellos la notaban. No era un secreto para ambos que se gustaban, que sentían interés por saber más de ellos, solo que, era vergonzoso para ambos.

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El día parecía ir de maravilla, hasta el momento, había sido el día en que más clientes había tenido y todos y cada uno de ellos, habían quedado fascinados con la limonada dulce, Finn había tenido una buena idea, después de todo.

La limonada se había terminado y sabía que Finn no tardaría en llegar. Entró rápidamente por más limonada, no tardo mucho, pues ya teñí la limonada hecha, solo tenía que sacarla del refrigerador. Cuando salió, de encontró con la sorpresa de que Wolfhard ya estaba ahí, sonrió al verlo, pero, su sonrisa desapareció por completo al notar que estaba riendo junto a una chica.

Se acercó con paso seguro y dejó la jarra de limonada, golpeando un poco la mesa, logrando llamar la atención de ambos. El pelinegro sonrió al verla.

Millie, ella es Emma. —Él miró a la chica. —Emma ella es Millie.

—Hola. —Saludo la chica de cabello rubio con una sonrisa arrogante.

Millie solo dio una sonrisa falsa y de inmediato la borró.

Finnie estaba diciéndome que preparas limonada realmente buena.

La castaña se sentó en la silla y alzó los hombros. —Finn dice que es buena.

—Es la mejor limonada que podrás probar en tu vida. —Finn miro a la castaña. —A demás, la chica que la vende es demasiado linda.

Millie se sonrojo.

Bueno, he visto chicas más lindas. —Sonrío Emma.

Si no se callaba en ese momento, tal vez terminaría con la nariz rota. Tenía celos, no lo iba a negar. Emma era una chica linda y a su lado, ella no era absolutamente nada, había razones para sentir celos de ella.

Bueno, ¿vienen a comprar o qué? —Dice Millie, molesta. —No tengo todo el día.

—Oh, si. —Finn le entregó un dólar a la chica. —Dos vasos de limonada.

Ella asintió y sirvió la limonada en uno de los vasos, para después, entregárselo a Finn. Emma se cruzó de brazos y miró el cartel que estaba frente al puesto de limonada.

¿50 centavos por un estupido vaso de limonada?

—Lo vale, incluso, creo que es un precio muy bajo por esta limonada. —Dijo Finn.

Pasaron unos cuantos minutos, en los que Finn tomaba su limonada y Emma no para de hablar, Millie comenzaba a molestarse aún más, quería que la chica se fuese y dejase a el pelinegro.

Interrumpió a la rubia. —¿Comprarás limonada o no? Si no lo harás, te agradecería que te fueras. —Dijo ella, sonriendo.

Lemonade || Fillie (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora