Capítulo 12

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Capítulo 12

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No sé cuánto habrá durado esa desagradable y horrenda situación, solo sé que el dolor era realmente insoportable. Mi madre intentaba detener a esa bestia pero era realmente imposible. Los golpes iban y venían, la paliza se hacía eterna.

Hasta que, de pronto, se detuvo en seco. Aquel hombre el cual alguna vez en la historia de mi vida me había llevado en sus hombros y había reído conmigo viendo la televisión se alejó caminando hacia la cocina.

Sentí una sensación potencialmente relajante, y al segundo siguiente un miedo tremendo al verlo entrar nuevamente a la sala portando un cuchillo entre sus manos.

Le grité a mi madre que corriera, me miró horrorizada y dudó un momento, pero al gritarle por segunda vez hizo caso y subió corriendo al segundo piso, estando a punto de caer un par de veces. Me levanté con cuidado, —demasiado debilitado para sostenerme en pie de manera decente—, y le di la cara a quien me engendró y posiblemente sería quien me sacaría de este mundo por siempre.

Ya te había dicho— dijo él con su voz áspera— yo no tendré un hijo gay...

Intentó atacarme, pero a pesar del dolor fui más rápido que él y logré salir de la casa. Resbalé en la acera y estuve a punto de caer, pero equilibré y seguí corriendo. Solo quería irme lejos con mi ropa blanca manchada de sangre y lágrimas.

Al parecer tenía la nariz rota— porque realmente dolía a horrores— el labio inferior me sangraba y me dolía todo el cuerpo, pero aun así, no dejé de correr.

Cuando llegué al final de la cuadra en la que vivía me di vuelta y vi el reflejo de las luces rojas y azules, la policía había llegado...

00:58 A.M

Toqué el timbre del apartamento de Dominik esperando a que él si estuviese ahí. Mi respiración estaba más agitada que nunca, haber corrido desde mi casa hasta aquí atravesando prácticamente todo el centro de la ciudad, de una u otra forma fue demasiado.

Volví a tocar el timbre al ver que nadie salía, y gracias a que no resistir el dolor de mi cuerpo, terminé por sentarme en el suelo y apoyar mi cabeza en la pared. Tal vez esté durmiendo.

Pasaron eso de dos minutos y decidí que le llamaría, en el caso de que no estuviese me iría a la casa de Abby, que no está lejos de aquí.
¿Daniel?— preguntó un adormilado Dominik, sonreí al oír su voz— ¿Cómo estás, ha pasado algo?

Iba a responder pero mi voz se quebró, y en vez de articular palabra, proferí un gemido lleno de dolor.
¿Daniel qué ocurre, por qué lloras, te han hecho algo?

Y-yo... ¿Podrías abrir la puerta?— le dije reprimiendo las ganas de largarme a llorar en aquel mismo instante, pero los quejidos y sollozos me delataron de inmediato.

Claro, Claro, tranquilo— colgó la llamada y en cosa de segundos se oyeron pasos acercándose desde el lado opuesto de la puerta, corrió el cerrojo y abrió.

Me quedé ahí sentado, sin la fuerza suficiente para ponerme de pie, hasta que él salió y miró hacia abajo para encontrarse con esto, un chico— de cabello ya no tan blanco— todo desordenado y cubierto de sangre.

Hola...— Susurré, pero su cara de impresión al verme en aquel estado hizo que mi labio inferior comenzara a temblar.

Mierda, Daniel— se agachó junto a mí y me rodeó suavemente con sus brazos— ¿Qué te pasó?

Entonces simplemente me largué a llorar.

Cheonsa  ||  천사 [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora