Capítulo 18

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Capítulo 18

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Luego de cenar decidimos hacer una noche de películas, solo él, yo, un tarro grande de palomitas de maíz y un televisor...

¿Te das cuenta lo difícil que debe ser para Louisa el hecho de que Will quiere acabar con su vida?... ¡Ella lo ama, demonios!— digo enfadado, sacando un puñado de palomitas de maíz y comenzando a comerlas de a poco.

Dominik me abraza y comienza a acariciar mi cabello.

Will se siente una carga, Ángel... Para él tampoco debe ser fácil ver cómo Louisa corre de lado a lado por él, debe sentirse terrible— dice él, con la mirada fija en la televisión. Yo lo miro sonriendo...— ¿Qué? ¿Por qué esa sonrisa?

Es que te amo...— susurro

Siento como su respiración se corta, y sonríe.
Me tomas por sorpresa, Daniel— dice besando mi frente. Me acerco a él para darle un beso en los labios, con sabor a palomitas azucaradas... Sonrió sobre los mismos— Eres el mejor

Planté un beso en la punta de su nariz y luego volví a mi posición principal.

Al día siguiente me levanté temprano, cargado de energía. Habíamos quedado de ir a ver a mi madre... Aún le debía una conversación.


Salí de la ducha luego de más o menos media hora, envuelto solo con una toalla y cuando entré en la habitación, la encontré completamente vacía.

Comencé a buscar mi ropa, tarareando una canción que escuché en un espacio publicitario, y salté por la sorpresa que me causó sentir los brazos de Dominik rodeándome.
— Buen día, chico lindo...— dice él, besando mi cuello.

Hola cariño, ¿Estás listo ya?

Sí... Pero con el hambre que tengo estaré de mal humor el resto del día— ríe un poco— Es una broma..., Anda, ya está listo el desayuno, no te dejaré salir sin comer algo antes.

Besé sus labios suavemente y me separé de inmediato para poder vestirme de una buena vez.

Luego de desayunar, nos pusimos en marcha en mi auto hasta mi casa.
Dominik manejaba mientras yo miraba por la ventana, las manos me temblaban y no podía dejar de subir y bajar mi pierna izquierda.
¿Estás muy nervioso?— preguntó él, posando durante algunos segundos su mano libre sobre la mía que descansaba en mi pierna.

Sinceramente sí... Emilia es un poco bruja a veces— digo encogiéndome de hombros y riendo un poco.

Tranquilo, Amor, no entres en pánico...— Me regaló una simple y radiante sonrisa, sentí cómo el rubor me subía por las mejillas— Yo hablaré con ella, ¿Está bien?...

Te odia, Dominik— la mirada que le dirigí lo decía todo, para ninguno de los dos era un secreto que mi madre lo odiaba.

Él sonríe y me aprieta la nariz
Ya cálmate, bonito... Todo va a salir bien.

Dominik estacionó el automóvil fuera de mi casa mientras yo caminaba hacia la puerta rebuscando las llaves, lo esperé un poco frente a la puerta y apenas entramos pude escuchar el ruido de una licuadora y unos cubiertos venir desde la cocina.

Mamá, estoy en casa... Dominik viene conmigo— digo, casi en un susurro.

Ella salió de la cocina, secándose las manos en su delantal.
Hola Daniel— dijo con seriedad, manteniendo una expresión fría en su rostro.

Me acerqué a ella rápidamente, la miré con tristeza y la abracé lo más fuerte que pude.
Por favor, solo escúchalo...— susurré en su oído.

Dominik se acercó a nosotros, notoriamente nervioso, y estrechó la mano que mi madre había extendido —no muy confiada— para saludarlo.

Tengo que explicarle muchas cosas, señora McCain...— susurró Dominik, aun sin soltar la mano de mi madre— Por favor perdóneme...

Cheonsa  ||  천사 [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora