Cuando dos corazones se encuentran [TERMINADA]

Capítulo 9: Un viaje sin retorno.

  Ambos llegaron a la casa de Hyuk y hablaron con su madre para ver cómo podrían arreglar todo aquello. Hyukjae no se separaría de Donghae y este último tampoco lo haría de él, aunque aquello significara perder el respecto que tenía su padre por él.

-Nos iremos mañana a Corea- dijo Hyuk finalmente cuando la conversación había tomado un rumbo que a la madre no le había gustado.

-Pero hijo- dijo con voz dolida, mientras veía a ambos jóvenes frente a él, cavándose sus propias tumbas. Ella conocía a su ex esposo mejor que a nadie en el mundo y sabía perfectamente que no aceptaría por ningún medio aquella unión- Sabes que él no lo aceptara.

-Tendrá que hacerlo.

-Sabes que no lo hará- volvió a insistir.

-¿Y qué quieres que haga madre? No tengo opción de quedarme aquí. Él vendrá y se enterará igual. Es mejor ir y decirle la verdad antes de que el venga.

-Pero por lo menos, si lo esperas aquí ninguno de los dos correrá peligro. Yo puedo protegerte.

-No quiero que me sigas protegiendo madre.

-Pero Hyuk.

-No hay discusión. Mañana nos iremos- fueron sus últimas palabras antes de levantarse y dirigirse hacia su habitación, pero algo lo detuvo.

Se volteó y miró hacia la espalda de Donghae, quien no se había movido ni un milímetro desde que él se había levantado.

-¿Qué haces?- le preguntó y Donghae, siendo consciente de que le hablaba a él, se volteó y lo miró a los ojos.

-¿Y si escuchas a tu madre?- le preguntó, suplicándole con los ojos que reconsiderara su decisión.

-¿Tu tambien? ¿Por qué ahora no quieres ir? Según sé hace un par de horas atrás me querías llevar a toda costa a mi padre y ahora te hechas atrás.

-Eso era antes de que...- las palabras se le quedaron atoradas en la garganta sin querer salir.

-¿Y?

-Ahora es diferente Hyuk. Tú te entregaste a mí y yo a ti, pero eso... hace peor las cosas.

-¿Tienes miedo?

-Obvio que lo tengo. Estamos hablando de tu padre después de todo. Él no tiene piedad con nadie Hyuk, incluso tampoco la tiene para sus hijos- le dijo mirándolo a los ojos, haciéndole ver que claramente no mentía con sus palabras.

Hyuk no sabía en que monstruo se había convertido su padre desde que ellos se habían ido, pero Hae si lo sabía, y no estaba muy convencido de que tomara aquello con los brazos abiertos.

-No te preocupes- le dijo mostrando su seguridad en sus ojos- No dejaré que te haga nada, incluso si tengo que... pelear contra él- y con esas palabras desapareció yéndose de la casa, dejando a Donghae y a su madre completamente desorientados, por las últimas palabras.

¿Pelear con él?

-No estará pensando lo que yo estoy pensando ¿no?- preguntó la madre cuando esas palabras encajaron con algo dentro de su mente.

-No lo sé- le contestó un resignado Donghae mientras se tiraba sobre la silla.

-No puedes dejar que haga esa locura Donghae. Si lo hace, alguno de los dos terminará muerto.

-Lo sé, señora y no se preocupe, nunca dejaré que su hijo idiota, perdóneme por el apodo, haga esa locura.

-No te preocupes querido. A veces creo que es idiota al igual que tú. Aun no es consciente del peligro que correrá una vez pise el suelo de Corea.

-Yo no dejaré que le suceda nada.

-Lo sé- le contestó la mujer suspirando pesadamente antes de levantarse- ¿Quieres quedarte a dormir aquí?

-No es necesario. Debo de volver a mi departamento y arreglar todo para mañana.

-Yo intentaré impedir que haga semejante locura.

-Dudo que cambie de opinión.

-Igual lo intentaré- le dijo con una sonrisa mientras lo acompañaba hasta la salida.

-Mucha suerte con ello- le dijo Donghae antes de salir de la casa para poder ir a arreglar un par de asuntos antes de su partida.

***

Ambos escucharon como la mujer que anunciaba los vuelos, anunciaba el suyo. Se pararon de los asientos en los que estaban sentados esperando, calladamente.

Se miraron.

-¿Estás preparado?

-Contigo a mi lado si- le contestó el rubio con una leve sonrisa, mientras lo miraba a los ojos.

-De acuerdo- le contestó Donghae tomando su mano y yendo ambos hacia el embarque que los llevaría a sus respectivas sentencias, peores que la muerte.