Ya habían pasado tres semanas desde que había dejado a Donghae y no podía parar de pensar en él. No sabía dónde estaba. No sabía dónde lo tenían, y su padre, se había encargado de mantenerlo ocupado durante todos los santos días las veinticuatro horas del día. ¿Qué acaso ese infierno no terminaría nunca?
Había estado intentando averiguar donde tenían a Donghae para poder sacarlo de allí e irse con él bien lejos y nunca volver, aunque ambos se volvieran desertores. No le importaba. En ese momento no le importaba una mierda, más que tener a Donghae a su lado. Sus caricias, sus besos, todo de él.
-Hoy tienes la cita, así que prepárate.
-Si padre- contestó monótonamente como siempre y se dirigió a su armario a tomar lo primero que encontró. Lo importaba poco y nada cómo lo vería la mujer que sería su "pareja" en esos momentos.
Lo unico que quería era a Donghae.
Su mente era Donghae, Donghae, y más Donghae. Aunque su padre le había impedido que pensara en él, por suerte, no tenía la habilidad de leer las mentes.
Cuando bajó para poder subir al coche e ir a la reunión, su padre lo miró con ojos de desaprobación, pero a él no le importó y aun así, no dijo nada.
Le viaje se le hizo tedioso cómo todos los viajes que había tenido junto con su padre.
-No te arrepentirás de emparejarte con ella. Es muy buena mujer y muy mona- le dijo su padre mientras miraba unos papeles- Además es un ama de casa excelente, así que nunca estarás desatendido.
-Ajam- fue lo unico que contestó y comenzó a mirar por la ventana la gente que iba y venía, sin darles mucha importancia.
Cuando llegaron a restaurante más caro de toda la bendita ciudad, su padre lo despidió en la entrada, pero le advirtió de que si no ingresaba en el lugar, un hombre de él se encontraba dentro, así que se enteraría.
Hyuk sin ninguna otra opción más que ingresar, lo hizo y buscó a la mujer.
Una de las mozas lo guio hasta una mesa privada, donde se encontró con los ojos café de una mujer muy, muy bella pensó Hyuk. Incluso se le pasó por la cabeza que si la hubiese conocido antes de conocer a Donghae, podría haber estado "enamorado" de ella, pero aquella idea, tan pronto llegó se fue.
-Hola- le dijo mientras se sentaba frente a ella.
-Hola- le dijo con una leve sonrisa y lo miró fijamente- Tu eres Hyukjae ¿no?
-Así es y tu... Disculpa, no me han informado de tu nombre.
-Hyuna. Pero... me he enterado que te has emparejado con otra persona ¿no es así?
-¿Cómo lo sabes?- preguntó sorprendido, pues por lo que sabía, su padre se había encargado de que nadie supiera que se había emparejado con alguien, y mucho menos con un hombre.
-Tengo... contactos- comentó algo avergonzada.
-¿En serio?
-Así es- le contestó y de pronto se puso seria y lo miró con ojos algo duros.
-¿Por qué me miras así?
-¿Tu padre es un tirano?
-¿Por qué lo preguntas?
-Perdón... no fue una pregunta, fue una afirmación.
-¿Perdón?
-Si te digo donde puedes encontrar a Donghae, ¿lo buscarías y huirías?
-¿Me lo estas preguntando enserio?
-Tan en serio como que mi color de cabello es falso.
-¿Por qué me preguntas esto? ¿No se supone que tendríamos que hablar de nuestro compromiso?
-¿Compromiso? Hyuk, no quiero ser grosera, pero los dos sabemos muy bien que cuando alguien encuentra a su pareja no hay nadie que pueda reemplazarla.
-¿Tú la has encontrado?
-La tengo justo frente a mí en este momento.
Hyuk abrió los ojos de par en par.
-Yo te he conocido hace uno año atrás y apenas te he visto con tus amigos de la universidad me sentí conectada contigo, pero... parece que he llegado tarde- le contestó con una sonrisa algo forzada. Hyuk no sabía qué decir- No tienes que decirme nada, claro está. Siempre he sido consciente de que si conocías a Donghae te enamorarías de él a primera vista. Después de todo es mi primo y sé que estuvo enamorado de ti desde que te conoció mucho antes que yo.
-¿Dong.... Donghae es tu primo?
-Por parte de mi madre. Es por ello que no tiene ningún título en la manada.
-¡Ah!- fue lo unico que logró decir. ¿Qué más podía decir?
-De acuerdo- suspiró y se agachó a tomar un sobre que había estado descansado desde que ella había llegado unos minutos antes que él- Toma- le dijo tendiéndoselo.
-¿Qué es esto?- le preguntó inspeccionando el sobre de un lado para el otro y Hyuna no pudo evitar no reírse.
-Ahí están los datos de donde se encuentra Donghae. Incluso he averiguado una forma en que puedas ingresar sin ser visto. Aun así, unos hombres de mi padre te ayudarán por si tienes complicaciones. Cuando ya esté contigo y salgan de la casa, un coche los esperará a medio kilómetro para poder llevarlos al aeropuerto y de allí a Francia. Tu padre no puede pisar ese territorio por una disputa que tuvo con los lobos de allí, pero tu si podrás hacerlo porque mi padre ya arregló todo.
-¿Por qué haces todo esto?- le preguntó sin entender por qué lo hacía, mientras miraba que todo lo que le estaba diciendo era cierto. Pasaportes, dinero, un mapa de la mansión donde su padre había escondido a Donghae, todo se encontraba dentro del sobre.
-Porque... es lo mínimo que puedo hacer para que seas feliz.
-¿Por qué quieres que sea feliz cuando costará tu felicidad?
-Porque... el amor no es atarse a la persona que uno ama, sino... aceptar los sentimientos de esa persona que uno ama, incluso si sus sentimientos de esa persona, están dirigidos a otra. El amor no puede ser egoísta y yo no quiero serlo.
-Muchas gracias- le dijo mientras lágrimas comenzaban a recorrer su rostro.
Le iba a deber mucho a ella. Tanto que... no sabía cómo agradecérselo.
-Sé una forma en que puedes agradecérmelo- le dijo cómo leyendo sus pensamientos y sin previo aviso la mujer se paró y lo tomó de la mano y acercó sus labios a su oído- Actúa conmigo. Has cómo si me amaras hasta que ingresemos al coche que nos espera fuera- le dijo y Hyuk fue consciente luego de que ingresaron al coche, que aquella actuación, no había sido para que ella por lo menos lo sintiera a su lado, sino por el hombre que su padre había enviado a vigilarlo.
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Cuando dos corazones se encuentran [TERMINADA]
FanfictionHyuk había hecho demasiado para no convertirse. Durante tres años seguidos había optado por la soledad de su habitación, de donde no había salido, ni siquiera para comer con la familia en la casa de campo que tenían. Allí había logrado centrarse y e...