¡Algún día...!

5 0 0
                                    

Narrado en primera persona...

No podía creer nada de lo que había pasado, de verdad estaba muy impactado, no pude creer todos los delitos que cometió el presidente Emilio, de verdad nunca pensé que el sería capaz de eso y debo admitir que me decepcionó, -¡No puedo creerlo!- le dije a Martha.

-Yo tampoco, nunca pensé que el presidente Emilio fuera capaz de consumir drogas, dejar en libertad a delincuentes y además comprar la presidencia.

-¡Por Dios!, Se veía tan buena persona...

-Pues si sin embargo "caras vemos, corazones no sabemos".

Me sorprendía la inteligencia de esa niña a pesar de solo tener 15 años, sabía muchas cosas que yo a mis 17 años no conocía.

En ese momento escuchamos la voz de José qué anunciaba que ya podíamos salir de las recámaras y que fuéramos a comer.
Mientras bajábamos las escaleras escuchamos a Don José discutir con otra persona.

-¡Por favor don José!, ¡Le suplico que no deje que me encuentren!, ¡Le juro que yo no sabía nada de eso!.

-Tranquilo don Ángel, aquí estará a salvo, nadie lo sacará de aquí.

Por fin llegamos a la mesa y Martha le preguntó a José: -¿Quién es esa persona y por qué está tan preocupado?.

-Su nombre es Ángel pequeña y pertenece o pertenecía al gabinete de Emilio, está preocupado porque como habrás escuchado Eric convenció a la cuidad para de atrapar a todas esas personas y hacerlas "pagar".

Mientras ellos seguían hablado yo de un momento para otro me acordé de mis padres, ¡Dios mío! Mi padre pertenece a ese gabinete, tengo miedo de que le haga daño a el y a mi mamá, pero también pensé, ¿Mi papá sabría de todo esto?.

-¿En qué piensas Oliver?- me hizo volver Martha.

-Yo... En nada- le dije tratando de no sonar tan preocupado. Desconozco si ellos saben que soy hijo de uno de los del gabinete presidencial, pero no sé si sea buena idea decirles.

-Como saben,- comenzó a anunciar don José, -Ya podemos salir de aquí, si van a salir traten de regresar no muy de noche, las puertas del hotel se cerrarán a las 9:30 de la noche.

Yo por un momento pensé en sí irme a casa o no, más o menos sabía el camino de memoria, sin embargo afuera hay muchas personas que saben que soy hijo de "don Mateo Delgado" y tenía miedo de que me hicieran algo, además era un camino largo, normalmente el tiempo en vehículo era de 40 minutos, obviamente caminando era más tiempo, podía irme en autobús pero... Nuevamente, afuera hay personas que me pueden reconocer.
Tal vez si le hablo a mis padres y estos vengan por mí... Pero ¿Cómo vendrían sin ser reconocidos?, ¡Dios! De verdad tratar de regresar a casa era demasiado complicado así que mejor opté por quedarme en el hotel.

Mientras pensaba todas estas cosas no me di cuenta que a mí lado estaba don José y que este estaba llamándome.

-¡Oliver!.

-¡Perdón!, No me dí cuenta...

-Tranquilo hijo- me dijo -pero... ¿Por qué estás tan angustiado?, Claro si se puede saber.

-No... No es nada don José, gracias.

-Ok, pero quiero que sepas que si en algo necesitas ayuda cuenta con mi apoyo- me comentó con esa voz que me daba confianza.

-Muchas gracias... Bueno si, hay algo que me preocupa.

-¿Qué es?.

-Pues verá... Cómo sabrá Eric mandó a buscar a todos los del gabinete de Emilio... Y... Mi papá pertenece a ese gabinete.

-¿Enserio?- me preguntó sorprendido.

-Si, y tengo miedo de que le hagan algo a mis padres o a mi.- le dije triste.

-Tranquilo- me dijo,
-Todos va a estar bien, ellos estarán bien y muy pronto vendrán por ti, ¡Te lo prometo!.

-¡Muchas gracias don José!- le dije de verdad agradecido.

-Oye,- me dijo -¿Has tratado de comunicarte con ellos?.

-No-, le contestó.

-¿Y no te gustaría hablarles?- dijo a lo cual una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en mi rostro.

-¡Claro que sí!- le dije.

-Pues ven, vamos al área de llamadas.- me dijo a lo que yo lo seguí contento.
De verdad ese hombre era una gran persona

Comenzamos a caminar por el hotel y este cada vez me impresionada mucho más, de verdad era un lugar demasiado lujoso.
Al fin llegamos y José me dijo:-Aquí están los teléfonos, toma uno y marcales-. Así lo hice y el teléfono comenzó a sonar.
Una sonada...
Dos sonadas...
Tres sonadas...
Pero el teléfono me mandó a buzón.
Volví a intentarlo una vez más y de igual manera me mandó a buzón.

-Que raro- le dije a José, -por lo regular en la casa siempre tratan de contestar rápido las llamadas de teléfono.

-Pues vuelve a intentarlo una tercera vez- me dijo -como dicen "la tercera es la vencida".

Así lo hice por tercera cuarta y quinta vez y de igual manera el teléfono me mandó a buzón a lo que yo me puse muy triste pero a la vez muy preocupado por ellos.

-Tal vez estén ocupados- trató de animarme don José.

-Si a lo mejor...

-¿Qué te parece si volvemos otro día?- me propuso, -Capaz y ya los encuentres y puedas hablar con ellos.

-Me parece bien- le contesté.

Regresamos nuevamente a la sala principal donde estaba Martha que al vernos comenzó a caminar hacia nosotros.

-¿Donde estaban?- nos preguntó.

-En los teléfonos- le respondió José,
-tratamos de hacer una llamada, ¿Qué ocurre?.

-No nada- respondió Martha, -Es solo que no los encontraba pero bueno, ya están aquí.

-Ok, y bueno, ¿Qué piensan hacer ahora?.

-No se- respondí -Creo que lo mejor es que me dé un baño.

-Ok Oliver, te esperamos para la cena- me dijo José.

Me dirigí a mi recámara, me bañé y me puse la misma ropa pues era la única que tenía.

Después me puse a pensar nuevamente en mis padres, de verdad me preocupaban y el hecho de que no contestaran las llamadas me preocupaba aún más, quería pensar en lo que me dijo don José, de que tal vez estaban ocupados y por eso no contestaron.
Solo espero que estén bien, y le pido a Dios que muy pronto nos volvamos a encontrar...
Tengo fe de eso... Muy pronto todo esto terminará y algún día nos volveremos a reencontrar...
¡Algún día!...

UN LUGAR... ¿MEJOR?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora