Infancia solitaria.

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Narrado en primera persona...

Después de el intento fallido de contactar a mis padres, don José me propuso intentarlo otro día, ahora que ya podíamos salir con "seguridad" a las calles Martha me preguntó si quería ir con ella a un pequeño parque que quedaba no muy lejos del hotel. -¡Claro!- le contesté realmente muy emocionado, pues la verdad estar tres días encerrado en un edificio, aunque este fuera lo más lujoso posible, se me volvía algo aburrido.
Sin embargo el hecho de pensar que tal vez una que otra persona se de cuenta que soy hijo de uno de los del gabinete de Emilio, me causaba miedo y preocupación, así que decidí salir con gorra y lentes oscuros pero... No tenía ni gorra, ni lentes oscuros por lo que opte por preguntar a don José si tendría y a la vez podría prestarme.

-Solo van a salir a 3 cuadras hijo- me dijo,
-¿Para qué los quieres?-

-Yo... A mí el sol... Me daña la piel- mentí tratando de sonar lo más seguro.

-¿Te afecta estar expuesto al sol?- me preguntó preocupado.

-Si, pero solo si estoy muy expuesto- le dije
-Por eso le pregunté si podría prestarme una gorra, y de paso unos lentes igual para el sol- el me creyó y me afirmó.

-¡Claro que sí!- me dijo a lo que yo me dije para mis adentros "Perfecto, logré engañarlo, es una mentira piadosa, no afectará a nadie". Don José fue a buscar las cosas y después de unos 5 minutos regreso con la gorra, los lentes y un protector solar.

-Pontelo, esto te protegerá del sol- me dijo.

-¿Qué es eso?- le pregunté confundido.

-Es un protector solar- me contestó.

-Ay don José- le dije pues no pensé que su preocupación llegara al punto de buscarme un protector -No... Es necesario...-

-¡¿Cómo que no es necesario?!... ¡Ven acá!- me dijo mientras me jalaba hacia el y empezó a colocarme el protector en mis brazos y cara, a unos pocos metros se encontraba Martha que al vernos comenzó a burlarse de mí, una vez terminado salí con Martha que también decidió llevar unos lentes oscuros y un sombrero tipo de jardín, fuimos hacia aquel parque que, a pesar de ser algo pequeño, era muy bonito, tenia columpios y un gran kiosco en construcción.

-¿Quieres un helado?- me preguntó.

-Me encantaría- le dije, -pero, no tengo dinero, lo poco que tengo lo dejé en mi recámara-.

-¡No te preocupes!- me dijo -Yo invito- a lo cual saco unas cuantas monedas y fuimos al puesto de helados, ese puesto era muy increíble, tenía de distintos sabores y de varios conos, vasitos y canastas de helado.

Llegamos al puesto, -¿De qué sabor vas a querer tu helado?- me preguntó Martha -Puedes mezclar hasta 3 sabores de tus favoritos- en eso estábamos pensando de que sabor hasta que...
-Para los novios tengo el "Cono del amor"- nos dijo el empleado de la heladería -Es una canasta sabor vainilla de gran tamaño y pueden mezclar hasta 5 sabores distintos.

-No, señor... No somos pareja- le dije apenado mientras que Martha se reía burlona.
-Solo somos amigos-.

-Oh, disculpen- me contestó el empleado algo avergonzado -Y, ¿de que sabor van a querer su helado?.-

-Yo lo quiero de chocolate, queso y coco por favor- dijo Martha.

-Ok pequeña, ¿y tú hijo?- me preguntó.

-De galleta, vainilla y café por favor.

El señor nos sirvió nuestro helado, Martha los pagó y fuimos a sentarnos a una banca que estaba vacía, sin embargo el empleado de los helados me detuvo, al principio pensé que me diría algo como de que "tienes que ser más caballeroso" o "tienes tú qué pagar en lugar de ella" sin embargo lo que me dijo...

-¡Hey!, ¿Qué tú no eres el hijo de Mateo Delgado?, ¿Tu padre era casi la mano derecha del presidente, verdad?- sentí un fuerte escalofrío, ¿Cómo rayos me pudo reconocer? Yo tratando de disimular confundido le contesté
-No, claro que no, me debiste haber confundido con alguien más.- le dije mientras rápidamente me dirigía hacia donde Martha.

-¿Qué te dijo ese señor?- me preguntó ella.

-¿No, nada?- le contesté, -El... Me confundió con alguien más... Pensó que era hijo de alguien del gabinete.-

-Uy, que ofensa- me contestó.

-¿Por qué lo dices?- le pregunté confundido.

-El hecho de que la gente piense que eres el hijo de alguien del gabinete, de un ladrón, de un delincuente, debe ser una gran falta de respeto hacia ti.-

-¿Ladrón, delincuente?.-

-¡Si!, Después lo que Eric mostró el día de ayer, de todos los crímenes que cometió Emilio, ¿Qué podemos esperar del resto del gabinete, además, ¿Cómo serán los hijos de esas personas?, Han de ser unos babosos niños mimados que se creen la gran cosa-. Dijo a lo que yo me moleste un poco, mi papá no era ningún delincuente y yo no era ningún niño mimado... O bueno... Ella no sabía nada de que yo era el hijo de uno del gabinete, y en cuanto a mi papá, la idea de que el fuera un delincuente me llenaba de escalofríos, podría ser verdad... Sin que mamá y yo nos diéramos cuenta, el pudo haber cometido varias atrocidades... O tal vez los dos ya lo sabían, y me ocultaban ese secreto...

Decidí dejar de pensar en esas cosas para saborear mi helado, después de acabarlo fuimos a los columpios donde Martha, a pesar de tener 15 años, fue corriendo hacia uno de ellos y empezó a columpearse mientras reía como si fuese una niña de 5 años.

-¡Ven, súbete!- me dijo, a lo que yo sin pensarlo me subí a un columpio, fue algo tan divertido, recordé una pequeña parte de mi infancia, así estuvimos como por media hora, después jugamos con otros niños que se encontraban ahí a las escondidas, luego al futbol y al final a las atrapadas, después de 2 horas aproximadamente Martha y yo decidimos regresar al hotel para la cena, yo regresé muy alegre, al igual que Martha.

-¡Nunca me había divertido tanto!- me dijo alegre y emocionada.

-Yo tampoco- le contesté, muy cansado, pero alegre.

-No, yo literalmente, no me había divertido tanto, es la primera vez que juego-.

-¿Pero cómo?, ¿No conocías este parque?- le pregunté.

-Si, pero cuando venía, solo me la pasaba sentada en los columpios y ya, nunca jugué con nadie... El señor Cruz estaba siempre tan ocupado que solo lo veía en las mañanas antes de ir a la escuela y en las noches para cenar...- dijo con algo de tristeza.
Yo también me puse algo triste, me la imagino sola, sin nadie con quién estar, sin nadie con quién compartir tus estados de ánimo, sin nadie con quién platicar, sin nadie que le cuentes tus problemas, es muy triste y yo lo sé, ¿Por qué?, Porque yo ya se lo que es estar solo, no tener a nadie con quién convivir, con la soledad como una única compañera...

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