Gabriel reclamó el derecho de conducir primero, entonces esperó en la entrada y procedió a tocar la bocina cada cinco minutos al ver que Renato daba vueltas por la casa. Después en el garage. Después otra vez en la casa. El próximo plan de Gabriel era empezar a llamarlo cada dos minutos, pero, afortunadamente por el bien de su relación, Renato salió con la última bolsa y cerró la puerta con llave, dirigiéndose a la camioneta con un fingido ceño fruncido.
─¿Tocando la bocina? ¿En serio? ¿Qué seguía? ¿Me ibas a llamar por telefono?─Renato entró y se abrochó el cinturón, al tiempo que Gabriel sonreía satisfecho y salía por el camino de entrada con la camioneta.
─Animate, bebé; estamos de vacaciones ─realmente sus primeras vacaciones
oficiales juntos; los niños se fueron, ellos habían salido de la casa y se dirigían a
alguna parte. Gabriel estaba un poco mareado.─Me voy a quejar durante todo el trayecto de tu velocidad ─dijo Renato secamente, poniéndose sus gafas de sol y manipulando el dial de la radio hasta que encontró algo que los niños no tenían preprogramado. Rock. Gabriel subió un poco el volumen para mostrar su aprobación.
─Pero si chocamos, tendrás que mostrar tu placa.
─La dejé en casa.
Gabriel condujo a través de las concurridas calles del vecindario, vigilando cuidadosamente a los grupos de niños corriendo, patinando o andando en bici.
─Mentís. Con suerte te bañas sin esa cosa.
─La dejé en casa. Le dije a Minerva que sólo llamara en casos de emergencia y esto no incluye las quejas del casamiento.
─Ah. Realmente no envidio tu posición en medio de todo eso.
─La pregunta es ¿cómo terminé en el medio? Soy un amigo, sólo un amigo.
─¡Sos el padrino!
─Esto significa que me lleve a Fernán para… Espera, es mi jefe y un alcohólico en recuperación. ¿Qué carajo hago con él en la despedida de soltero?
─¿Invitarle gaseosa en una espectacular noche de truco?
─No estás ayudando.
─Ni siquiera lo estoy intentando.
Todo el mundo, conducían fuera de la ciudad para la costa a disfrutar del fin de semana largo. Gabriel no tenía ganas de correr, así que evitó las vías más transitadas, y tomó rutas secundarias, disfrutando del sol y de la brisa a medida que se iban alejando.
Los árboles se iban haciendo más pequeños, el paisaje más llano, el olor del aire de mar se insinuó, y de pronto estaban observando las primeras vistas de San Clemente.
─Ya casi llegamos ─dijo tranquilamente Gabriel cuando puso el balizas y le dio un codazo en las costillas a Renato. Hacía al menos dos horas que se había quedado dormido, roncando.
─¿Qué? ─Renato se sentó y miró su reloj─. Mierda, dormí un montón. Deberías haberme despertado, te habría ayudado a manejar.
─No tuve problemas. Vinimos despacio y tranqui ─señaló hacia la salida de la autopista─. Diez minutos y estarás descargando la camioneta…
─¿Ah sí? ¿Solo?
─Yo manejé.
La casa no era nada especial, nada que aparecería en cualquier revista que no se titulara "Al Menos está cerca del Agua." Gabriel supuso que era de varias décadas, depositada en una limpia extensión pero cerca del mar.
Inspeccionó la cocina, había moho, iba a comprobar el horno. No era como que fueran a usarlo, de todos modos.
─No es un hotel cinco estrellas.─dijo Renato desde la puerta, haciendo su propia inspección frunciendo ligeramente el ceño. Paneles de madera en las paredes y muebles rojos esparcidos sobre un limpio y amarillento suelo, no reflejaban el precio que se pagó según si Gabriel podía juzgar algo por la expresión de Renato.

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#2 D&D Quallicchio [Adaptación]
RomanceDespués del siempre felices para siempre en Fé&Fidelidad, Gabriel y Renato hacían un nuevo capítulo de sus vidas -dentro de su habitación y fuera de esta- Renato lucha con las etiquetas y sentimientos de la mejor manera posible. Gabriel, ahora, el m...