Capítulo 12

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El viaje a casa no fue uno de mucha charla; Renato conducía con la radio alta e intentaba decidir entre si estaba más enfadado o más avergonzado por su comportamiento. Probablemente, una tormentosa mezcla de ambos. Él fue con las mejores intenciones de ser educado y amigable, pero en el restaurante sólo se sintió expuesto y descubierto, como si cada persona que estaba allí pudiera ver a través de su ropa y su piel y leerle la mente. Y cuando regresaron a la mesa, después de las palabras acaloradas susurradas en el baño, Renato fue golpeado con la visión de Juan y Julian besándose.

Lo que le hizo pensar en Juan besando a Gabriel. Y luego todos en el lugar mirándolos y su mente tomó un desvío desagradable.

Se aclaró la garganta; considerando tener una conversación, aunque quizás era como tirar una piedra en una zona de guerra y ver quién disparaba. Gabriel giró la cabeza hacia su lado y fulminó a Renato con la mirada.

─Lo prometiste ─dijo simplemente.

Renato suspiró.

─Ya sé. Ya sé.

─Sos mejor que eso, cualquier cosa es mejor que eso. ─Gabriel soltó un suspiro de frustración y volvió la cabeza hacia el otro lado─. Ellos no se lo merecían.

Renato se estremeció.

─¿Y sabes qué? Yo tampoco.

El estallido disminuyó. Los dedos de Renato se apretaron sobre el volante.

Su celular vibró en su bolsillo. Agradeció la distracción del trabajo cuando reconoció el número de Minerva.

─Hola, ¿qué pasa?

─Siento molestarte, Cristina Cárdenas está a cargo del centro y recibió una llamada acerca de un disturbio en el Teatro Colón.

─Y… ¿esto es algo que tenemos que atender? ─preguntó Renato, haciendo gestos a Gabriel para que bajara la radio.

─No, ¿pero no dijiste que el amigo de Gabriel iba a ir al estreno de la obra esta noche ahí? Cris dijo que un ex policía había atrapado a alguien que perseguía a la actriz.

─La puta madre. ─Renato echó un vistazo a Gabriel, que seguía atentamente la conversación─. ¿Están todos bien?

─Supongo que sí. Hay una ambulancia en el lugar, pero es por prevenir.

─Vamos para allá. Gracias por la avisar.

─No hay problema. Nos vemos mañana.

Renato colgó y se dirigió a la salida más próxima.

─Debemos regresar. Hubo un problema en el teatro donde estaban Juan y Julián. Alguien iba detrás de la actriz.

─Mierda.

─ Y aparentemente, tu amigo redujo al tipo. ─Gabriel se agarró al apoya brazos cuando Renato se dirigió a máxima velocidad al centro de la ciudad. Estaba contento de tener su placa en el bolsillo.

El lugar parecía un manicomio cuando llegaron. Renato mostró su placa al policía que dirigía el tráfico y éste le permitió pasar. Estacionaron en una calle lateral y con Gabriel llevando la delantera, olvidando claramente que no estaba en servicio.

Se abrieron paso entre los curiosos, policías y los servicios médicos que deambulaban por el lugar, sin mencionar la multitud de periodistas que parecían multiplicarse por segundos.

─¿Inspectora Cárdenas? ─preguntó Renato, mostrando su placa a un uniformado que estaba fuera de la cinta amarilla que usaban en escenas del crimen.

#2 D&D Quallicchio [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora