Capítulo 15

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Renato supo que algo iba mal al dar tres pasos desde la puerta principal. Estaba todo ridículamente tranquilo para esa hora de la tarde, y los gemelos estaban sentados en la cocina, viendo un programa a un volumen bajo, tomando la leche chocolatada extrañamente calmados.

Las niñas más grandes estaban en el sillón, cada una al lado de Gabriel, con una expresión asustada y triste. Gabriel se levantó acercándose a Renato.

─¿Qué pasa?

─Eva y Aníbal quieren que los chicos vivan con ellos. Hoy en la escuela Eva habló con Emi para convencerla. ─Gabriel no se molestó en esconder su ira.

Renato contuvo un gemido, y se quitó el abrigo nerviosamente. Pasó cerca de de Gabriel, acariciando su brazo, intentando calmarlo, mientras se acercaba a sus niñas que estaban hundidas en el sillón. Se sentó entre ellas abrazándolas.

─Me dijeron que era una «casa del pecado», que en la Iglesia dicen que está mal. Y que porque estás con Gabi nos van a tratar mal. Que vamos a estar mejor con ellos.─Renato deslizó los brazos alrededor  de Emilia y le frotó la espalda en círculos suaves.

─Todo va a estar bien, mi amor.

─Extraño a mamá y no me gusta que la abuela me diga todo esto.─la voz de Emilia se quebró.

─Lo sé. Yo también la extraño. Y tu abuela no tiene derecho a decirte eso.─dijo, honesto y directo mientras su garganta empezaba a doler. Atrapó la primera lágrima con el hombro . El proceso de consolarla mantuvo sus propias lágrimas a raya.

─Papi ¿Pueden separarnos? No quiero que eso pase. ─dijo Guillermina, sus ojos también se llenaron de lágrimas.

─No, no pueden alejarte de mi. ─Renato puso sus brazos alrededor de Guille; ella descansó la cabeza en su hombro.

─¡Papi! ─la voz de Isabella fue seguida por un sólido golpe seco contra sus piernas. Su hija más pequeña se abrazó estrechamente contra él cuando descubrió que llegó a la casa. Le devolvió el abrazo, exactamente igual de apretado.

─Hola, mi amor ¿Qué tal la chocolatada?

─¡Rica! ¿Vos también estas triste?

Renato la colocó en su regazo, mientras Bruno se acercaba con una mirada extraña.

─Papá lo va a arreglar. No tienen de que preocuparse ¿Entendido?

─No voy a vivir con la abuela. Y no voy a hacer nada más que futbol por las tardes.─Sentenció Bruno, con el ceño fruncido.

─Ninguno va a vivir con la abuela. Nadie los va separar de nosotros.─Renato se levantó dejando a sus hijos en el sillón y le dirigió una mirada a Gabriel.─Tengo que hacer una llamada ahora.

***

Renato eligió el número de Camila. Necesitaba aliados antes de hacer la siguiente llamada.

Camila estaba exasperada mientras Renato le explicaba los eventos del día. Podía oírla transmitiendo la historia a Marcos a través del teléfono.

─Hay un nuevo padre en su parroquia. Parece ser un poco más radical que el anterior. Quizás, la está presionando por el asunto de la custodia.

─Camila, en serio... No voy a dejar que llegue a ese punto ─las uñas de Renato se hundieron en su palma mientras iba y venía por la cocina─. Mis hijos no van a pasar por el espectáculo de un juicio en el tribunal porque tus padres no pueden aceptar los hechos.

─Renato, lo sé. Estoy de tu lado ─dijo Camila─. Tampoco quiero que llegue a eso. Sólo estoy diciendo, que ella... es todo lo que tiene ahora. Mi padre apenas está sobrio estos días ─agregó, tristemente─. La esperanza de que pudiera conseguir a los chicos es lo que la mantiene.

#2 D&D Quallicchio [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora