“¿Alguna vez me has extrañado?” pregunte viendo girar mi Martini entre mis dedos, siendo incapaz de verlo a aquellos ojos avellana que tanto me habían enamorado alguna vez. No podía creer que de todas las personas que pude haberme encontrado aquella noche; Mario seria al que termine topandome en aquel club.
“Todo el tiempo” dijo después de unos cuantos segundos haciendo que subiera la mirada a sus ojos. Mi aliento se detuvo por completo al igual que el trago del alcohol en mi garganta haciéndome sentir un ardor leve. Mario resoplo fuertemente y paso su mano izquierda por su cabello rubio. “No hay día que no te extrañe, Charli” concluyo regresando a verme.
Sentía como un revuelco tomaba lugar en mi estómago y hacía mis entrañas chillar, aquello me había tomado por completa por sorpresa. Mantuve mi mirada conectada a la de Mario para después quitarla por completo y regresarla a mi bebida. “Has cambiado” me dijo con media sonrisa. Lo vi desconcertada tratando de adivinar si era de la buena forma o la mala. “Para bien. Los dos hemos crecido; convertiste realidad tu sueño y ahora eres columnista de VOGUE en Paris. He visto tus entrevistas, al parecer has marcado diferencia en la revista desde que llegaste” Asentí complacida. ¿Así que aún le importaba realmente? Digo si no lo hiciese no sabría nada de ello “También te eh visto en pasarelas. Sí que amas tu trabajo”
“Sí que lo hago” reí conectado nuestras miradas. Mi pasión era mi trabajo, ni si quiera podía llamarlo trabajo. “Las cosas cambiaron rápidamente para los dos. Mírate a ti también; ahora eres un goleador prestigiado que se encuentra buscando la victoria en el Mundial. Aclamado por las mujeres y…” mis palabras se estaban quedando atoradas en la garganta. “Con una mujer realmente a tu altura, toda una modelo con carrera por delante” concluí tratando de tragarme toda la amargura que sentía al decir aquello. ¿Cómo es que se había fijado en alguien como ella? Jamás lo comprendería, pensé que era más listo y menos superficial que eso.
La sonrisa que pocos segundos estaba plasmada en su rostro se tornó una línea seria. “Sé lo que piensas, pero…” sabía que se iba a empezar a excusar “…las cosas simplemente se dieron. Ann-Kathrin es una mujer buena y…en ese tiempo lo que necesitaba, o por lo menos eso creía” dijo lo último casi en un susurro.
Reí sarcásticamente. ¿Estaba de broma? Me acababa de decir que me extrañaba aún y segundos después me contaba sobre su nueva novia y lo conveniente que es para él. “Wow, Mario” le dije con una sonrisa amarga. “Pues espero que sea lo que necesites aún” tome mi bolso de la barra y comencé a sacar la tarjeta para pagar e irme.
“¿Ya te vas?” pregunto cuando vio como tomaba mis pertenencias. “Así es” dije rápidamente mientras tomaba mi chamarra del respaldo del asiento. ”Creo que un trago por esta noche es suficiente” le pase la tarjeta al bar tender pero la mano de Mario me detuvo, él le paso la suya y yo le di una media sonrisa en agradecimiento. “Gracias” le dije acomodando mi bolsa en mi antebrazo. “No hay de que, ¿Tienes en que irte? ¿Quieres que te lleve?” me pregunto con un toque de insistencia en sus últimas palabras. Le sonreí, era realmente adorable aún. Y me irritaba, ¿Cómo podía cambiar mi humor en solo una fracción de segundos?
“No, estoy bien. Tomare un taxi. Mi hotel no queda lejos de aquí” conteste caminando con él detrás de mí por el concurrido bar. Un chico choco conmigo al no darse cuenta y rápidamente se apresuró a disculparse. Antes de que pudiese decir algo más Mario se puso enfrente de mí y lo encaro levantando una mano para que parase de preocuparse. “Está bien” le dijo rápidamente. “Mejor voy yo enfrente antes de que te choquen más, lo cual no es difícil con tu estatura” bromeo riendo. Reí también y le pegue levemente en el brazo. Una vez más soltamos unas risas y se puso frente a mí, eso no me sorprendió; solía pretender tener bajo control todo, todo el tiempo. Lo que me sorprendió fue su mano escurrirse detrás de mi espalda, guiándome a través del barullo de personas que llenaban sin parar el bar.
Fingí no sorprenderme ante su toque y trate de seguirle el ritmo sin caer. No sabía si por mis tacones que estaban lastimando mis pies o si por lo distraída que me tenía su toque. Sentí como me quemaba, como su mano emanaba calor a través de mi blusa hasta llegar a mi piel.
“Yo quiero llevarte, no hay necesidad que tomes un taxi. Sabes que Fortaleza no es un lugar de fiar, Charli. Es peligroso. No es como en Munich…” dijo casi con dolor lo último dirigiendo su mirada al mar de gente que se hallaba a fuera. Millones de imágenes/memorias llegaron a mi mente una vez que menciono Munich; Nosotros subiendo a los taxis lujosos de Alemania cada que no queríamos llamar la atención de los paparazis, cuando íbamos ebrios después de una salida con los chicos de su equipo y sus esposas. Agite mi cabeza como si eso pudiese borrar los recuerdos de inmediato y me regresara a Brasil.
“No hay de qué preocuparse. Tienes que regresar tú también a tu hotel; por lo que eh visto mañana es su último día de descanso antes de que regresen a entrenar para su próximo partido” y en cuanto dije eso me di una cachetada mental, Mario sonrió dándose cuenta también; que aún me importaba.
“Tienes razón en eso, pero tú misma lo has dicho; tu hotel no queda lejos de aquí y aun así si quedara te llevaría, vamos Charli, yo insisto” sonrió tiernamente de nuevo con esos ojos caramelo y las enormes pestañas que los enmarcaban. Sentí como las rodillas estaban a punto de fallarme, respire hondo y profundo y pensé sobre ello. ¿No le haría daño a nadie, no es así?
Resople y asentí “Esta bien, gracias de nuevo Mario.”
“No hay de que, no tienes por qué agradecérmelo. Mi carro esta por acá” dijo señalando la calle contraría a donde estábamos; el estacionamiento subterráneo del bar. Era un bar realmente elegante por cierto.
Asentí y cruzamos la calle rápidamente antes de que nos atropellasen, pero definitivamente correr con tacones hoy no resulto para mí. Corrí un poco más lento que Mario y estaba segura de que no lo lograría antes de que llegase a la cera y un carro me pasara encima.
“¡Charli!” grito Mario y rápidamente llego a mi lado y me cargo con facilidad quitándome del camino. Nuestras respiraciones agitadas y nuestros rostros bastante cerca, haciendo tentador el hecho de tener sus labios tan cerca de los míos. Aún seguía en sus brazos y sentía como los segundos se convertían en horas. Y lo que parecía ser una eternidad solo eran unos cuantos segundos. Sus ojos iban de los míos a mis labios. Sabía que también quería besarme. Pero enseguida recobre la conciencia y salí del trance volteando mi rostro alrededor. Varias personas, no muchas; habían visto todo el espectáculo con detenimiento. <
Mario me bajo lentamente hasta tocar el suelo para luego quitar sus manos de mi cintura dejándome completamente extasiada por la cercanía de momentos atrás. “Vamos” dijo tratando de recobrar la postura.
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Holis preciosuras! jiji Mi nombre es Katia y este es el primer fanfic que subo a Wattpad, me la eh pasado leyendo pero nunca eh subido así que, ustedes opinen si es conveniente que siga la historia. Ya la tengo adelantada nada mas es cuestion de que me digan que les parece y subo más!