Subo al carro que la revista alquilo para mí y parto de nuevo al hotel donde debo empezar a trabajar en el artículo. La ciudad está realmente congestionada y veo muchas playeras de equipos de futbol. Brasil, Argentina, España, Colombia, Estados Unidos, Alemania…
Un grupo que parecen ser familiares y amigos pasa frente al carro una vez que esta el semáforo en rojo; cada uno portando la playera oficial de la selección alemana. Veo a dos chicos que parecen tener entre 16-18 con playeras de Müller y Hummels. Enseguida pasan más señores y hombres jóvenes con nombres en su espalda; Klose, Neur, Reus, Schürle y sonrío de inmediato recordando lo bien que se portaron conmigo cuando nos conocimos y lo mucho que nos llevábamos. Ir a sus entrenamientos era lo más divertido del mundo. Solíamos jugarnos bromas incluso ahí.
Un niño pequeño que parece de 5 años corre detrás de una señora y toma su mano, al parecer su mamá. Su espalda me da la cara y el apellido Götze está plasmado en su playera alemana.
Trago fuerte y mis pensamientos regresan a la noche anterior. Había logrado bloquearlos durante todo el tiempo manteniendo mi mente ocupada; lejana de los recuerdos de ayer; de como su colonia se impregno en mis fosas nasales, de como su sonrisa seguía igual de resplandeciente que antes y de como sus ojos aún era una laguna donde sumergirse. Había logrado bloquearlos durante el tiempo que estuve con la selección francesa. Y ahora estaba Antoine y le había dado mi teléfono incluso.
No puede evitar sentir una pizca de culpa ante aquello, ¿pero era realmente razonable sentirme culpable por darle a un chico mi teléfono cuando el hombre al que todavía quiero ya tiene una pareja?
¿Qué si se lo doy?, pienso segundos después. No pierdo nada. Antoine parece un chico agradable y no lastimaría a nadie que le diese mi número. Tenía que intentar seguir con mi vida en cuestiones amorosas, como Mario, que al parecer no le costó el año y medio que a mí para dar un paso con alguien más, solo 2 meses. 2 meses para expulsarme de su sistema completamente.
Aunque aun así, nuestro inesperado encuentro de ayer hizo que me diese cuenta que mis sentimientos por él seguían a flor de piel. Mi sistema aun no lo expulsaba.
Pero esa sería la última vez que nos veríamos, así que, qué caso tiene seguir sintiendo algo por aquel rubio, y más cuando estaba haciéndose cada vez más famoso y aclamado por las mujeres, sin dejar de lado el hecho de que sigue feliz con Kathrin…aunque el día de ayer no parecía así, él me había dado a entender que ella era lo que necesitaba en aquel tiempo. ¿Acaso su relación iba en picada? La verdad no sabía, ni lo haría.
Aquella tarde al llegar al hotel me bañe de nuevo debido a que el calor estaba insoportable y me puse ropa más cómoda, para después pasar la mayoría del día haciendo nada más que hablar con algunos editores columnistas después de terminar esta misma.
Hable también con Finn sobre la edición de las fotos, solo haría ajustes menores pero aun así quería asegurarme de que todo estaba perfecto. Enseguida me mando la foto que les pedí a los chicos de Francia y la edito en tonos de gris, sonreí y la postee en mi twitter con el título; “A great interview, with great people and mostly; a great team ˂3 #GoFrance”. Sonreí y cheque el reloj; las 8: 36 de la noche. Al parecer no me había percatado de la hora en lo absuluto. Pedí algo de servicio a la habitación y después de un desgastante día frente a la computadora, me puse mis pijamas y me recosté a dormir.