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Cuando Matías salió a comprar un pasaje al día siguiente, Rodrigo decidió llamar por centésima quinta décima novena tercera vez a Sofía y hablarle de nuevo del mismo tema.

En resumen, de sentimientos. Nunca antes se había interesado lo más mínimo en un chico, y ahora ni siquiera estaba seguro de qué le estaba pasando exactamente.

—¿Y si después se enoja, o me dice que lo usé, o...? Capaz hasta le doy asco y no me quiere ver nunca más, y ahí además de todo arruino lo único que queda de amis-

—Bueno, ¿me vas a escuchar o no me vas a escuchar?

Rod se calló rápidamente y miró fijo a su amiga.

—Mirá, si te dije que lo intentes es por algo.

Él chico desvió los ojos y suspiró.

—Ya te dije que para mí, nada que ver.

—Con razón usas lentes, tarado. Si no te diste cuenta como cambia Mati cuando está cerca tuyo, posta no ves nada.

—A ver, ¿cómo cambia? —Volvió a mirarla y se cruzó de brazos, haciéndose el desconfiado, aunque moría de ganas de creer lo que fuera que estuviera a punto de escuchar.

Sofía sonrió.

—Mirá, no te quiero ilusionar, pero yo estuve ahí y vi cómo se miraban Martín y Pedro. Y todos sabemos cómo terminaron.

Empezó a levantarse del sillón haciendo ademán de irse, pero Rodrigo la detuvo.

—¿Y?

—Y, que Matías te mira de la misma manera. Solo eso te digo —contestó ella, y luego sí se marchó.

Pero el chico se quedó pensando.

Tal vez fuera cierto.


n/a porque puedo: perdón por el desarrollo de mierda de esta historia, quiero terminarla rápido así no expongo a más personas a cáncer visual, ahre(?
igual gracias a los que leen y votan, posta es lindo sentir que a alguien le gusta lo que sea que sea esto.
chau gente

no lo leas, tiene hantavirusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora