1K 134 34
                                    

Por primera vez en años no le costó lo más mínimo levantarse de la cama.

Se vistió y salió corriendo a la cocina, el desayuno no le cayó mal de milagro. Tenía todo más que listo desde hacía tres días, pero igual volvió a revisar cada rincón de la casa, cada papel, cada bolsillo.

Pasó la siguiente hora mirando el reloj cada diez segundos. De haber sido posible se habría convertido en la personificación del tiempo para hacerlo pasar tan rápido como hubiera querido.

Se hicieron las diez al fin, revisó la casa una última vez y salió. No corrió solo porque el peso del bolso no lo permitía. Por suerte no era tan lejos, aunque en ese momento medio metro era equivalente a siete años luz.

Llegó casi cuarenta minutos temprano. Caminó con nerviosismo de una punta a la otra del lugar hasta que la gente lo empezó a mirar extrañada.

Por fin, luego de unos minutos de desesperación absoluta, se calmó, respiró hondo y se sentó a esperar.

no lo leas, tiene hantavirusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora