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Al final lo hizo. Lo logró. Un día antes. No, un minuto antes.

Estaban en la terminal y Matías estaba apuradísimo ya que no sabía si había llegado tarde. Pero encontró el ómnibus que le correspondía, justo cuando la última persona estaba entrando.

Sofía ya lo había saludado y estaba en el baño, así que solo estaba con él Rodrigo. Y este sabía que era en ese momento o nunca más.

Miró a su alrededor rápido, nadie estaba prestándoles mucha atención.

—Chau, Mati —casi susurró, y en lo que se tarda en pestañear, se acercó a los labios del chico y los tocó apenas con los suyos. Como si hubiera sido un beso en la mejilla, totalmente normal.

Solo que no lo había sido en absoluto.

Él abrió los ojos como platos y enmudeció. El otro solo le sonrió y sin más, empezó a caminar hacia adentro.

Como ya lo estaban apurando, Matías subió al vehículo y no pudo hacer nada más.

Nada más excepto pensar una y otra vez en ese beso durante todo lo largo del viaje de vuelta a su casa.







no sé en qué momento esto llegó a 200 lecturas, los quiero gente

no lo leas, tiene hantavirusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora