Quédate

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— ¿Dónde está? — aquella chica de cabellos rubios preguntó.

Al ver que ninguno de sus amigos contestaba, Betty buscó con la mirada a su hermano, pero una terrible imagen cruzó ante sus ojos.

En una camilla, iba Sweet Pea rodeado de muchos hombres de bata blanca, aparentemente dirigiéndose hacia la sala de operaciones.

Al presenciar aquella horrorosa escena, Betty quedó atónita y cuando por fin pudo reaccionar, ella tomó rumbo hacia donde la camilla se dirigía.

— Betty... — la paró Toni. — ¡Betty, basta! ¡Tranquila! — trató de hacerla reaccionar y rodeó sus brazos por su cuello formando un gran abrazo.

A veces los abrazos expresan más que mil palabras.

Cuando Betty logró salir de aquel trance, llevó las manos hacia su cabeza y se tiró al suelo.

Comenzó a llorar, formulando miles de teorías en su cabeza.

— Tranquila, todo estará bien... — la chica pelirosa trató de calmarla.

Cuando el llanto se dejó de escuchar en la habitación, Betty se puso de pie.

Todos miraban preocupados a la rubia mientras ella solo se disponía a sentarse a esperar.

— Betty...

— Estoy bien. — interrumpió a la morena de cabellos rosas.

Todos se dispusieron a mantenerse callados, hasta que Fangs decidió romper aquel silencio.

— Toni, ¿Sabes quién lo hizo?

— No tengo ni idea. — contestó.

Al lado, Betty tomó un gran suspiro.

— Yo se quien lo hizo. — soltó.

En la mirada de Betty, ya no se podían presenciar sus hermosos ojos verdes, era puro color negro, un negro que demostraba tantas emociones, tanto tristeza, miedo, preocupación; pero entre todas esas, solo reinaba una: la rabia.

Aquella que no la dejaba pensar con claridad.

Volvió a ponerse de pie y empezó a caminar hacia la salida.

Preocupada, Toni intentó detenerla, pero lo único que provocó fue ser tirada al suelo.

Al ver que la situación se tornó más agresiva, Fangs se levantó de su asiento y levantó a Toni del suelo, después fue tras la rubia.

El pelinegro agarró a la rubia por detrás y esta le metió un golpe en la nariz que lo hizo gemir de dolor.

La rubia se dio media vuelta para seguir con su plan, y siguió caminando.

Pero Fangs no se dio por vencido y volvió a detenerla rodeándola con sus grandes brazos, mientras ella solo gritaba que la dejase desesperada.

Acto seguido, cayó al suelo inconsciente.

(...)

— Oh... — Betty despertó en una camilla con un fuerte dolor de cabeza.

La rubia fijo la vista hacia una silla en dónde se encontraba su amiga durmiendo.

— Toni... ¡Toni! ¡TONI, DESPIERTA! — la llamó.

— ¡Claro que aceptó, Cole de Topaz! — gritó al despertarse.

— ¿Otra vez soñando con Sprouse, Toni?

— Es inevitable, es tan sexy. — confesó la pelirosa.

Don't leave of my sideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora