Fue un error

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Aviso ⚠️: Si quieres adentrarte en las escenas, coloca la música que te he dejado arriba y si se acaba solo vuélvela a reproducir, y si no lo deseas, sigue leyendo esta historia, ¡Ojalá te guste!

El castaño empezó a dejar pequeñas mordidas en su cuello, con desesperación.

Betty soltaba leves gemidos, mientras jugaba con el cabello de Jughead, en señal de que siguiera, en señal de que en esa noche, quería todo de él.

Jughead empezó a acariciar las piernas de la rubia, aun teniéndola montada sobre él, pero acto seguido cambiaron de posición, ahora siendo el que tenia el control.

Él siguió besando su cuello desesperado, pero con tanta delicadeza, no queriendo en ningún momento lastimarla, si no más bien, hacerla sentir como una reina, su reina, esa noche, él se dio cuenta que quería cuidarla, quería que ella se sintiera el ser más feliz cuando estuviera entre sus brazos, quería tenerla a su lado.

Ambos acalorados, se sacaron las prendas entre sí.

Ella sacó su camiseta, tirando la prenda, cayendo sabe Dios donde.

Admiro los hermosos abdominales del castaño, totalmente excitada, mordiéndose el labio, soltando leves gemidos.

El hizo lo mismo con ella, sacó el camisón que ella traía puesto, admirando sus hermosos pechos duros, que eran tapados por una copa de sostén.

Jughead se abalanzó hacia sus labios, desesperado por seguir, pero siempre con delicadeza, siempre con necesidad de cuidarla, y de tratarla bien.

Ella siguió el beso, acalorada, hasta que Jughead pasó sus besos hacia su clavícula.

Betty seguía disfrutando aquellos besos del castaño, totalmente excitada.

Pero algo interrumpió aquellos sentimientos de lujuria hacia el castaño.

El cuerpo de su hermano mayor en aquella camilla no paraba de presentarse en sus pensamientos, causándole sentimientos de total furia y tristeza.

— Para...

Susurró la rubia.

— Detente, por favor...

Pero el castaño no paraba.

— No... no... para...

Seguía ordenando.

— ¡HE DICHO QUE PARES!

Betty empujó a Jughead, quien retrocedió totalmente confundido.

Por fin, el castaño logró reaccionar, dándose cuenta que algo andaba mal.

— ¿Que ha pasado?... — preguntó Jughead. — ¿Te he lastimado?

— No... solo... no quiero, por favor... vete.

Dijo cabizbaja para que no notara las tremendas lágrimas que amenazaban con salir, pero fue imposible, el castaño lo había notado.

— No, dime... ¿Que es lo qué pasa? — Jughead negó.

— ¡Joder, te he dicho que no pasa nada, ahora sal por la maldita puerta!

— Betty...

— ¡Basta, Jug! — interrumpió al ojiazul. — Solo no quiero hacerlo, fue un error, vete.

Jughead, totalmente confundido, solo agarró su camiseta y se incorporó para poder salir por la puerta.

— ¿Sientes lo mismo?

Don't leave of my sideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora