»Capítulo 6«

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Otra fría mañana en Londres, otra vez, el cielo amenazaba con llover. Eran las diez de la mañana, un londinense medio ya llevaba trabajando cuatro horas.
Una señora vestida de negro corre por un frio corredor, gris,sin alma, lleno de cubículos con lo que parece ser, gente detrás trabajando, aunque, habría quien habría dicho que se trataba de automatas tecleando. El sonido de los tacones de la joven diferían con el ruido acompasado de los ordenadores. Algo pasaba.
-Señor, Sherlock Holmes y John Watson han salido.
-Repita eso.
-El doctor Watson, todo apunta a que ha abandonado Baker Street.
-¿Abandonado?
-Si señor.

El mayor de los Holmes cambió automaticamente la expresión de su cara. Pocas veces se le había visto así. Era conocido por ser el hombre de hielo. Había desactivado al menos diez células terroristas que planeaban ataques inminentes en Gran Bretaña y jamás, se le vió lo más mínimo conmovido por ello.

-Asegurensé de que no le falta seguridad en el trayecto al doctor Watson.
-¿Hacemos lo mismo con Sherlock?
-No, retiresé.

Apenas pasaron diez minutos cuando el detective interrumpió en la oficina del mayor.

-Buenos días Sherlock, lamento no poderte ofrecer un té.
-¿John Watson?
-En estos momentos un operativo de seguridad va tras él.
Sherlock dibujó una pequeña sonrisa en su rostro como símbolo de gratitud.
-¿Qué sabes hasta ahora?, ¿Eurus quizás?
-No, esta altamente vigilada. Mucho más que la anterior vez. Es imposible, por no mencionar que está sedada... de todas formas... el Sherlock que yo conozco no se movería de Baker street si no fuera altamente necesario. ¿Qué te han enviado a tí?
Sherlock se acercó a Mycroft y le enseñó su teléfono móvil.
-Vaya... si este es el pequeño Watson con un compañero de tu clase... cómo olvidar a Walter... ¿Sigue metiéndose contigo?
-La foto no es real
-¿Y cómo estas tan seguro?, A estas alturas tu cerebro debe estar comido por las drogas. Quizás John fue contigo a la escuela.
Sherlock cambió la cara drásticamente frunciendo el ceño.
-Lo recordaría....
-¿Tan seguro estás? Olvidaste a tu propia hermana, a tu amigo Victor, olvidaste que nunca tuvimos un perro. ¿No sería raro pensar eso no crees?.
-Nunca fuí con John a la escuela...¡Nunca!
-Tu boca dice eso, pero el sutil temblor de tus labios al cerrarse indica que dudas. Y mucho.
-Escúchame bien querido hermano, ambos sabemos que no estas en posición de hacerte el listo, alguien va detrás de tí. Y esta vez es más peligroso que la otra vez, conoce nuestros puntos débiles y tiene acceso a nuestra vida. Hay mucha gente en peligro, y no podemos jugar con sus vidas.
-Están todos a salvo.
-¿Greg?
-Fue el primero al que le puse seguridad.
-¿Cuál es el siguiente paso?
-Empezar a que el juego comience y sobre todo no precipitarse, afortunadamente tenemos al servicio británico de nuestra parte.
-Eso es lo que él o ella querría...
-Pensaba que estábamos haciendo justo eso, darle lo que quiere.
-¿Te refieres a Watson?
-De repente le llamas por el apellido, así que tenía yo razón, ya no puedes fiarte ni de ti mismo, se ha convertido en tu peor enemigo tu cerebro. El subsconciente te decepciona Sherlock.
-J-John nunca fue a mi clase...
-Sherlock, recuerda, rubio, de ojos azules, Hamish Watson, jugabais juntos con soldaditos de plomo.
-¿H-hamish?
-Empezó a utilizar su primer nombre poco después de enterarse de las infidelidades de su padre, ¿Lo recuerdas?
-No
-Harriet iba a mi clase, vino un par de veces a casa para traer a John a jugar.
-¿Tú....?
-No, nunca os puse en contacto. Digamos que modifique un poco las variables aleatorias presentes en la vuelta a Londres de John para conseguir que coincidierais.
-¿El me recuerda?
-Debería.
Sherlock bajó la cabeza y comenzó a reirse.
-Esta vez no Mycroft... ya no soy un niño.
-¿Estas insinuando que me lo estoy inventando? Nunca haría eso. No ahora. Quizás hace unos cuántos años atrás me habría encantado jugar contigo de esa manera. Pero cómo tu has dicho, ya no eres un niño.
-Te juro que...
-¿Qué?
Sherlock abrió la puerta muy bruscamente y se marchó. El sonido de la puerta al cerrarse indució silencio. De pronto un silencio sepulcral se hizo en el corredor. Ya nadie trabaja, y por primera vez en mucho tiempo él era el que se sentía observado, algo que a él no le gustaba. Sherlock podía ver y pensar a través de todos. Pero, para el era terriblemente irritante que todos pudieran verle de esa manera.
El detective comenzó a andar rápido por el corredor. De repente alguien le tocó en el hombro.
-S-señor Holmes, espere.
Esa suave y tímida voz era inconfundible.
-¿Karen...?
-Sí... el coche señor, le espera abajo. Creemos que por su seguridad es mejor que vaya en un coche protegido.
-Dígale a mi hermano que prefiero ir en taxi.
-P-pero....
-Adiós Karen.
-Adiós señor.

Karen volvió al despacho del mayor de los Holmes tras despedirse del detective.

-¿Taxi?
-Taxi. No he intentado insistir, he pensado que sería peor.
-Siempre intenta irritarme.
-Antes de que me pregunte hemos activado el plan B. Va un coche tras él.
-Gracias, Karen, retírese.
-Si me necesita estaré en mi despacho.

[Llamada entrante de John]
-John, ¿A que debo tu llamada?
-Es Sherlock, esta muy extraño, y sospecho que el coche negro que va detrás de mi taxi no es un coche cualquiera, ¿Me equivoco?
-Te mentiría si te dijera que no.
-¿Que ocurre?
-Es por su seguridad John. No se preocupe.
-Es fácil decir eso cuando no llevas un coche detrás del gobierno.
-Sherlock esta bien.
-Debí deducir eso cuando me echó de Baker street esta mañana. Escuche, no se si lo sabrá pero aunque para los Holmes esto sea lo normal. Nadie echaría de su casa a su pareja si las cosas van bien.
-No le puedo decir nada por el momento, pero, quizás sea buena idea que Rosie visite a su hermana unos días. Ahora si me disculpa tengo que colgar, adios John.

Mycroft dejó caer su teléfono en el escritorio y aprovechó para dejarse caer en la silla. Eran tiempos duros, no estaba acostumbrado a ser el punto de mira. Sospechaba de todo y de todos. Había una alerta 5 de seguridad activada sobre su familia, pero, a pesar de estar en peligro, sentía que todo estaba controlodado, tenía al MI6 de su parte. No podía decir lo mismo de situaciones pasadas. Cómo cuando recibió la desesperada llamada de Sherlock colocado, o cuando su hermana mató al amigo de su hermano. Por mucho que intentase hacer en aquel entonces el tan sólo era un niño, ahora, era un adulto con una armada.

-Señor, ¿A dónde quiere que le lleve?
-¿Podría dejarme aquí?, ahora volveré. Necesito hacer una parada.
-No hay problema señor.
-Gracias.
John se bajó y cargó a la pequeña Rossie. Ando poco menos de cinco minutos y llamó a uno de los 35 pisos que conformaban el edificio.

-¿Molly?
-Oh, hola John, ahora te abro, anda vienes con la pequeña Rossie, que sorpresa.
-En realidad necesito que bajes porfavor, ¿Podrías quedarte con ella un rato?
-¿Ocurre algo?
-Nada importante, simplemente tenía que hacer unas cosas.
-Ahora bajo John.

Molly bajó apresurada las escaleras para encontrarse con su viejo amigo. John se despidió de la pequeña con un beso en la frente y le acarició el cabello.
-Gracias Molly...
-No hay de qué.

John volvió al taxi, a penas se tardo diez minutos.

-¿Y bien a dónde quiere que le lleve?
-Al 221 B de Baker street.

Es difícil seguir hacia delante cuando todo lo que creias es mentira ,se derrumba ante tus ojos y no puedes hacer nada. Observas la escena con amarga impotencia. De repente dudas de todo y de todos. El ruido, la gente, todo te resulta incómodo. Sólo deseas correr a casa y esconderte, refugiarte en ti mismo, tener tiempo para pensar. Pero déjame decirte una cosa, la soledad es peligrosa. En la soledad aparecen los demonios del pasado, dispuestos a jugar contigo una vez más. Y ante ese silencio implacable en el que tus demonios te deboran, tienes la imperosa necesidad de gritar. Rompiendo el silencio, intentando huir de ellos.
Sherlock se puso a buscar muy apresurado su caja. Su ansiedad iba en aumento a medida que pasaba el tiempo.

-No encontrarás nada.
-Creí haberte echado.
-Nunca te dejaré sólo. Conozco demasiado bien a los Holmes. Se te olvida que vivo con uno, o al menos eso era hasta hoy. Se cuando las cosas no van bien.
Sherlock se incorporó y miró a John. Intentando buscar alguna pista de su pasado en su rostro, pero fue en vano.
-¡Necesito un pinchazo, joder!- Gritó quebrando el silencio mientras se agarraba las sienes.
-Sherlock...
-¡Ahhh!- Gritó arrollidandose en el suelo, a la vez que se tumbaba despacio.
-¡Sherlock!
-Por favor Hamish..., porfavor, lo necesito.
El doctor no cabía de su asombro, ¿Realmente Sherlock le había llamado así? Hacia tiempo que nadie lo hacía.
Conmovido por la situación se dejo llevar y tomó una de las manos del detective con las suyas.
-Ya estoy aquí Sherlock, tranquilo.
Una lagrima salió de los ojos del detective devolviendo el silencio a la estancia.

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⏰ Última actualización: Apr 07, 2019 ⏰

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¿The final problem? -Teenlock, Johnlock, Mystrade , Sherlock, SherlockBBCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora