Capítulo 4

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—Lyra me odia y no sé por qué, ¿he hecho algo malo desde que regresé?

Deja de pensar en eso, ya se le pasará.

Conversación entre Jeanine Du Blanche y Jessie Smith.

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Jeanine terminó de dar indicaciones a la cuadrilla, siete de los lobos más fuertes acataron las órdenes sin objeción alguna, y en cuanto hizo la señal se marcharon de la oficina menor rumbo a la frontera este.

La mañana estaba tranquila en el Centro comunitario, el ajetreo del clan no les permitía largos momentos de descanso, cada Moon Fighter debía adecuarse a los nuevos procedimientos de defensa, vigilancia, evacuación y combate. El clan por poco se destruye, tuvieron suerte en actuar a tiempo, pero debían aprender de la experiencia, jamás bajar la guardia. Además de que, la frágil alianza con el clan Ice Daggers estaba revolucionando a todos, los lobos bullían con energía, vida, y el orgullo seguía en lo alto.

Si tan solo Jeanine pudiera contagiarse un poco de eso, su loba dejaría de clamar angustiosa la cercanía de un lobo negro.

Sentándose en la silla giratoria detrás del escritorio, Jeanine cerró los ojos un momento, sus sentidos se expandieron abarcando la esencia que se desvanecía en el aire de la oficina, olía a poder, dominio, alfa, Derek. Era irresistible, y cruel, porque ella solo tenía esos momentos robados en donde podía apreciar cada parte de él, como su firme aroma a metal mezclado con notas dulces, del que ahora solo quedaban resquicios que indicaban su presencia, Derek estuvo ahí días atrás.

Por un instante pareció sentirlo, mirándole con ternura como cada vez que estaban solos, Jeanine abrió los ojos y estaba sola de nuevo. Tragando el nudo de amargura, terminó de ordenar unos archivos y luego salió de ahí antes de que su loba comenzara a desesperarse. Varias personas estaban descansando en las mesas, el olor a café y postres era fuerte, amargo y dulce.

—Jeanine.

Al notar el alegre llamado de Elliot, cambió el rumbo de sus pasos y se acercó a una de las mesas centrales, saludando al pasar a los demás. Los amables ojos marrones de Elliot le recibieron con agrado, y una sonrisa los hacía más brillantes. Elliot era el último lobo alfa que quedaba en el clan, los otros tres se fueron uno por uno tiempo después de que Derek ascendiera como alfa. Elliot argumentaba que la razón por la que continuaba como explorador era que no estaba listo para salir y formar otro clan, estaba cómodo con su vida.

Jeanine no veía segundas intenciones, a sus ojos, Elliot era una buena persona.

—No has dormido bien otra vez.

Elliot apoyó los brazos sobre la mesa, cruzándolos, sonrió de lado.

Tenía razón, apenas había dormido después de llegar de su excursión con Derek por la frontera Este.

—Me dormí tarde —respondió, tomó asiento.

—Oh, Jeanine, ¿cuándo me dirás su nombre? Soy tu mejor amigo. —Elliot fingió ofensa—. Y los mejores amigos no se guardan secretos.

—Eso es muy infantil de tu parte.

Elliot se encogió de hombros, y luego rió por lo bajo.

— ¿Y nombre de qué? —Cuestionó.

—No lo sé, tú dime. La soledad no es común en una loba, pero nadie te ha visto acompañada desde que terminaste con Asher. —Elliot emitió un largo y agudo silbido—. Eso es mucho tiempo, pero yo sé que hay alguien rondando en tu cabecita.

Libérame [Serie Moon Fighters 4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora