Capítulo 18

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Decide de una vez por todas, o te quedas con nosotros o te vas, pero si optas por lo segundo, llévate a esa mujer contigo, cada vez tiene más poder...


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Jeanine se detuvo frente a la pizarra negra extendida hacia abajo, repasó por tercera vez las rondas de los vigilantes que se habían modificado para adaptarlas a los nuevos en ese puesto.

—Se ve bien —dijo, cruzó los brazos, analizando cada nombre y ruta en busca de algún inconveniente.

—Perfecto, ¿ya puedo enviarla a todos los vigilantes?

Jeanine miró a Arif, asintió ligeramente.

—Hazlo cuanto antes.

—De acuerdo, adiós.

—Adiós.

El líder de vigilantes abandonó la oficina, Jeanine replegó la pizarra jalando la cuerda, el material flexible se deslizó hacia arriba y entonces el mural quedó expuesto ante ella. Derek lo mandó a pintar, la imagen estaba desgastada pero las figuras permanecían nítidas, un lobo negro sobre el tronco caído del árbol, junto a este otro lobo blanco le acariciaba el cuello. Jeanine supuso que esa imagen debía de ser un retrato de los abuelos de Derek, sin embargo, cada vez que lo veía estaba menos convencida de que así fuera.

—Hola Jeanine.

Fue inevitable sentir su voz como una sutil descarga eléctrica en la piel, ella se giró componiendo la misma expresión, seriedad y respeto, lo que debía sentir como lugarteniente y mano derecha del alfa.

—Derek —saludó, Jeanine cruzó las manos por detrás de la espalda y se inclinó ligeramente.

Derek le ofreció una sonrisa pequeña y amable, que barrió con todo su interior. Él tenía el olor fresco del agua, el cabello humedecido, Derek rodeó el escritorio, pero en cuanto le miró ella lo sintió indiferente y el animal se movió nervioso en su interior.

El alfa había estado reduciendo al máximo sus encuentros, y en las escasa ocasiones solo hablaban de asuntos referentes al clan, era como si le hubiera empujado lejos, y eso confundía, porque Jeanine necesitaba saber qué pretendía hacer, con su nueva familia.

—Hace un par de días te llevaste a tres líderes a la ciudad —comentó, esperaba que por fin le hablara sobre eso, estaba cansada de preguntarle a los demás, su posición jerárquica no servía de nada cuando los tres lobos cerraron filas en torno a la información.

Él se sentó en la silla, del cajón del escritorio sacó un manojo de papeles, y se puso a leerlos.

—Sí, no te llevé porque pensé que no era necesario.

Jeanine abrió sus ojos, desconcertada. Una cosa era que la alejara de sus asuntos personales, pero otra muy diferente era que la mantuviera al margen de asuntos importantes que le concernían, ella era el lugarteniente, el segundo al mando, no un objeto decorativo para estar moralmente a la altura de los demás clanes.

Respiró, de nada servía alterarse, provocar a Derek nunca era algo bueno que experimentar... Pero sabía en la parte más profunda de su ser que el hombre que tenía en frente, con su reputación de despiadado y protector, jamás movería un solo dedo en su contra.

—Bien... Podrías haberme avisado.

Ojos de miel se elevaron para ella, un momento de conexión fugaz, el color oscilaba en intensidad como el movimiento calmo de las olas del lago más tranquilo.

Libérame [Serie Moon Fighters 4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora