Capítulo 2

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El alfa se está derrumbando.

— ¿Tú crees?

—Por supuesto, solo tienes que mirarlo con atención, parece como si no tuviera alma.

Conversación entre Jessie Smith y Jeanine Du Blanche.


☆゜・。。・🐺🌙🐺・。。・゜★

Jeanine finalizó el primer entrenamiento después de las ceremonias de luto, su cuadrilla de guardianes tenía los ánimos por el suelo y ella no les exigió las pesadas rutinas de combate y defensa. La tristeza sería recurrente durante un largo tiempo, debía prepararse.

—Buen trabajo —les dijo—. Hemos finalizado por hoy.

La cuadrilla se dispersó y ella tomó su bolso del suelo, el mediodía ya casi estaba a punto de colocar el sol en lo más alto del cielo azul. Trató de mantener su mente ocupada mientras iba por el sendero que la llevaba directo al Centro comunitario, a veces recordar cada parte de lo que hacía en los entrenamientos ayudaba a no pensar, pero hoy era diferente, ya sea por lo abrumador que era darle sentido a la traición de Walker Dawson, o el hecho casi aterrador de no volver a ver jamás a los compañeros de clan que fallecieron en la emboscada que ocurrió la semana pasada. Se sentía raro llegar y no ver a Elijah pidiendo algo diferente al menú del almuerzo, o escuchar la sonora risa de Rick mientras bebía una taza de humeante café.

Jeanine ingresó buscando a alguien con quien hablar, pero no era sencillo cuando ella apenas había regresado del exterior.

Ella tuvo sus motivos para alejarse.

No pudo tolerar la distancia, intentó por todas las formas posibles hacer que funcionara, ganó terreno en la jerarquía pero nada de eso valía si él casi nunca se acercaba, y no entendía por qué. Se suponía que ella y Derek siempre serían amigos.

Cuando perdieron el contacto, diez años atrás, todo se volvió muy raro, él ni siquiera se acercó al internado donde fue a estudiar, y cuando regresó al clan, ya había ascendido al puesto. Demasiado joven, con apenas diecinueve, a esa edad otros alfas se dedicaban a explorar nuevas tierras, ciudades, pueblos, no cargaban con responsabilidades. Pero con Derek siempre era diferente, su padre falleció de forma inesperada y tuvo que hacerse cargo.

Luego todo tembló, una y otra vez, atentados, peleas por el puesto, traiciones, deserciones, en diez años tuvo que pelear más que nadie para mantener las cosas bajo control.

Y vio correr sangre, vio a su clan reducirse, debilitarse, y sin embargo siguió adelante, tan orgulloso y fuerte como siempre, planteando estrategias, elaborando nuevas ideas, era un hábil depredador en todos los sentidos.

Pero ahora la pérdida de su mejor amigo podría afectarle demasiado.

—Jeanine, ven aquí.

Girando, sonrió al ver que Dash le llamaba desde una de las mesas al fondo del Centro. Tenía los ojos un poco hundidos, el color verde opacado por el cansancio, no obstante, esa cálida sonrisa siempre estaba ahí, intacta. Dash había perdido doble, a su amigo Elijah y a su hermano mayor, si sentía dolor no lo demostraba, pero la loba de Jeanine podía sentir su angustia en lo profundo.

—Hola Dash, ¿cómo estás?

—Sobrevivo —respondió—. Adelante, toma asiento, necesitaba distraerme.

—Todo está muy tranquilo por aquí.

Miró alrededor, jamás había visto una concentración de miembros tan baja, cuando por lo general siempre rondaban de entre veinte a cincuenta lobos en el Centro.

Libérame [Serie Moon Fighters 4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora