Capítulo 28

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Un alfa jamás debe rechazar una pelea por el puesto, pues es en ese momento en donde prueba su valor y lealtad hacia el clan.

Código del Alfa. Doceava ley.

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Jeanine ocupó el tiempo en ver las gotas deslizarse por la ventana de la camioneta, un silencio arrebatador se instaló entre ellos desde que despertaron, ambos sintiéndose como desconocidos.

Ella no volvió a tocar el tema de su salud, estaba cansada de intentar que aceptara su ayuda, y todo lo que quería hacer era llegar a su casa para alejarse de todo lo que le recordaba a él. Sería difícil, pues sentía su esencia impregnarse en la piel y eso..., despertaba en ella sentimientos contradictorios.

Le dio vueltas al asunto de los registros erróneos en la base de datos, pensando en las opciones posibles, la base de la ACC se lucía por tener datos fiables y ser una organización limpia regida por la exactitud de la información. Que hubieran errores como datos inexactos o la omisión de clanes como los Strong Souls, eso daba lugar a sospechas. Le dejó con la certeza que la podredumbre corrupta había llegado al órgano vital que mantenía la seguridad legal de clanes e individuos cambiantes.

Hubo un cambio sutil en el lobo que conducía en silencio, le atrajo desde el dilema a la dolorosa realidad de su rechazo. Maldito necio, pensó, entre ellos existía la posibilidad de tener algo real, algo que siempre quisieron y sin embargo... No entendía por qué se alejaba después de decirle que le amaba.

Sus labios temblaron, amenazando con dibujarle una sonrisa traicionera, Derek le amaba.

—Jeannie...

Cerró los ojos, apretando los labios en una línea tensa.

—No me llames así —replicó.

La loba protestó, arañando las paredes de su cuerpo.

—Yo no quiero que las cosas queden así.

—Derek, ya dejaste todo perfectamente claro.

—Jeannie, no te enfades.

— ¿Cómo evitarlo? Mi alfa se muere sabiendo que tiene salvación, ¿cómo no sentirme impotente por tu absurdo y abnegado comportamiento?

El cuerpo de Derek se tensó, cada potente músculo estiró la chaqueta de cuero sintético negro, las venas se marcaron en las manos, puntas de garras apenas se dejaban ver. Era fuerza y poder, un grito silencioso que exigía sumisión.

—Yo tomo mis propias decisiones.

Jeanine bufó.

—Por supuesto, te vas a morir solo, triste y virgen.

Se cruzó de brazos y le ignoró de nuevo, sintiendo la ira elevarse en el interior de la camioneta, devorando cada tramo de oxígeno libre, rodeando a Jeanine como un manto vicioso que alteraba su loba a tal punto de que quería morder y desgarrar. No le dio importancia, ella tenía un orgullo que defender, el dolor del rechazo lo sufriría después, en la quieta privacidad de su casa... Eso le llevó al problema incómodo número dos: Elliot.

Ya tenía pocos hilos que la mantenían aferrada a ese lobo, y dolía saber que esa amistad de años se destrozó. No debía haber aceptado ser su pareja, pero eso habría derivado en los mismos resultados, con ellos dos distanciados. Jeanine anhelaba volver a esa relación de amigos, en donde contaba con todo el apoyo de Elliot y sus consejos, y confianza y..., ahora solo tenía reproches y protección, mucha protección.

Exhaló, cansada del silencio, la tensión, la amarga sensación de que ahora estaba más lejos de Derek que nunca, ¿valía la pena que siguiera sintiendo algo por él? Ella podía mitigarlo, arrancarlo de su corazón, solo debía averiguar cómo.

Libérame [Serie Moon Fighters 4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora