Martes

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Después de un día tan duro de estudio y trabajo arduo en el instituto, enfrentándose a tantas cosas en una sola jornada, el cansado Jaehyuk entró a tomar un baño, para salir así, con sus músculos sin tensiones y su cuerpo completamente limpio. De algunos mechones aún le caía agua, así que mientras caminaba a su cuarto, lo secaba toscamente con una toalla. Al entrar, brevemente observó como unas estrellas se abrían paso en el cielo nublado que gritaba lluvia torrencial próximamente. Buscó su celular en el escritorio.

-Déjame a mí hacer eso- Asahi abrió la puerta de su habitación, y al ver como el mayor frotaba ese paño contra su pelo descuidadamente, tendió su mano para quitarle la tela.

-¿Cómo entraste? ¿Mamá te dejó pasar otra vez?- preguntó sin pensar un Jaehyuk descolocado, aunque realmente no era algo que le molestara, pues no era la primera vez que su vecino llegaba sin previo aviso.- Está a punto de llover y tú decides salir aún así ¿Quieres enfermarte y que te de un resfriado crónico?- habló recordando el clima y reprendiendo con exageración a su menor.

-Yah! Sabes que vengo aquí a la hora que quiera eh- sentenció el pelinegro, dejando mudo al castaño.- No te preocupes, sí? Sólo siéntate y cuéntame que tal tu día- le invitó a tomar asiento en la silla más próxima, para poder así, secar suavemente todo su cabello.

-Hoy sólo presté atención en las clases y me esforcé por entender, aunque no creo que lo haya logrado muy bien. La geometría me volverá loco algún día- explicó el joven cerrando los ojos para disfrutar de las ligeras caricias de Asahi sobre su cuero cabelludo, y sintiendo satisfacción también del hecho de ser escuchado.

-Debes dar todo lo mejor de ti en el instituto, esa fue mi petición- aseguró el menor con tono autoritario, aunque sin ser una exigencia, era más bien porque estaba alarmado e interesado por él

-Es difícil... Es difícil si no estás allí conmigo- declaró Jaehyuk girándose sobre su silla para verle cara a cara.

-Sabes que no puedo asistir a ese colegio. Pero tú debes ser fuerte sin mí. Confío en ti- dijo sincero, para luego colocar la toalla en las manos del castaño y dar su pie para retirarse. Pero el mayor fue más veloz y tomó su muñeca, impidiéndole irse, y más bien, abrazarle por la espalda, respirando su sutil aroma natural.

Y fue así, cómo de pie en aquella habitación, en una noche de martes, continuaron abrazándose el uno al otro, como si los problemas no existieran y el tiempo fuese sólo para ellos.

Semana de Estrellas ~JaeHi~ Treasure13Donde viven las historias. Descúbrelo ahora