CAPITULO 1

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NARRA ANDREA:

¿Porque no pude llegar a casa sin tener que verlos? No estaba de humor para hacer de buena samaritana con Bito y su novia. aunque no iba conmigo, sabía que pedro habría esperado que me detuviese, con un gruñido frustrado. Frené y aparque la moto junto a Bito, que había puesto un poco de distancia entre él y su novia que estaban en pleno beso.

-¿Dónde has aparcado la camioneta, Bito? -pregunté en el tono más irritado del que era capaz.

Me devolvió esa ridícula sonrisa sexy que conseguía que todas las mujeres de la ciudad se derritiesen a sus pies. Me habría gustado creer que después de tantos años era inmune a su encanto, pero no lo era. Imposible ser inmune al chico malo de la colonia.

-No me digas que la perfecta Andy se dignará a ofrecerme su ayuda -contestó él, arrastrando las palabras.

-Pedro está fuera de la ciudad, así que tendré que ocuparme yo. Él no dejaría conducir a su pendejito primo a casa borracho y yo tampoco lo haré.

Soltó una risita ahogada, y un escalofrío de placer me recorrió toda la espalda.

Dios mío. Incluso su risa era muy sexy.

-Muchas gracias por lo de pendejito preciosa, pero me las puedo arreglar solo. En cuanto Nic deje de vomitar la meteré en el Chevy. Aún soy capaz de conducir los cinco kilómetros hasta su casa. Tú puedes irte. Por cierto, ¿no tendrías que estar estudiando?

Discutir con él era una pérdida de tiempo. Empezaría a soltar comentarios sarcásticos hasta que yo estuviese tan enfadada que no pudiese ni hablar. Apreté el acelerador y subí la moto en la camioneta. Lo llevaría a huevo, claro si pensaba que iba a marcharme y a dejarle conducir borracho......Ese cabron era capaz de enfurecerme con sólo guiñar un ojo, y mira que me esforzaba por ser amable con todo el mundo. Recorrí con la vista los coches aparcados en busca de su viejo Chevy negro. Cuando lo encontré, caminé hasta donde estaba Bito y alargué la mano.

-O me das las llaves del Chevy o las busco yo misma. ¿Qué prefieres, Bito? ¿Quieres que te registre los bolsillos?

Una sonrisa torcida le iluminó el rostro.

-De hecho, creo que sería un placer que me registraras los bolsillos, Andy---.

--¿Qué tal si me quedo con la opción número dos?--

El calor empezó a subirme por el cuello y me dejó manchas rojizas en las mejillas. No necesitaba un espejo para saber que me estaba ruborizando como una boba. Bito nunca me lanzaba comentarios provocativos ni coqueteaba conmigo. Al parecer, yo era la única chica mínimamente atractiva del instituto a la que no hacía ningún caso.

-Ni se te ocurra tocarlo, zorra estúpida. Tiene las llaves en el contacto -

rugió Nicole, la novia en turno de Bito, levantando la cabeza y echándose a la espalda el pelo castaño.

Sus ojos inyectados en sangre me observaban llenos de odio, desafiándome a ponerle la mano encima a lo que era de su propiedad.

--vete a la verga pendejita, tu para mi eres más que una puta "X" pero gracias por decirme donde están las llaves-

le respondí, sin mirar a Bito. Simplemente me di la vuelta y me dirigí a su auto intentando recordarme a mí misma que lo estaba haciendo por Pedro.

-¡órale, súbanse al coche de una puta vez! -grité antes de meterme en el asiento

del conductor.

Me costó mucho no pensar en que era la primera vez que estaba en el chevy de Bito. Después de un sinfín de noches tumbada en el tejado junto a él, hablando del día en que sacaríamos la licencia de conducir y de los lugares a los que iríamos, sólo ahora, a los veinte y un años, me encontraba sentada en su coche.
Bito levantó a Nicole y la dejó en el asiento trasero.

¡h€y cHic@ rud@!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora