Capítulo 8: Me voy a Colombia

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Parte de Poché:

- ¿Por qué trataste así a Poché?. Gritó Sebas mientras me despegaba el celular del oído. Él tenía razón, fui muy directa, pero cómo actuar cuando estoy así de desesperada, no puedo ni pensar en que será de Calle, si está bien, si está con la otra mujer, si la trata bien.

- No sé, estaba emocionada pero creo que asusté a Poché. Contesté riendo como boba.

Nos quedamos en silencio un largo tiempo, tenía que averiguar más de este cuerpo en el que me encontraba, pero cómo hacerlo sin que Sebastián se sorprendiera, tenía que ser muy lista.

- ¿Sebas, qué tanto me conoces?. Pregunté mirándolo fijamente a los ojos.

-Más de lo que crees, nena. Tomó mi mano derecha y dejó un corto beso en ella.

- ¿Quién soy?. Dije levantando las cejas y plasmando una sonrisa de nervios.

- Qué preguntas son esas?. Reprochó burlándose de mí. -Contéstame Sebas. Dije irritada.

- ¿A qué se debe esa pregunta?

-No sé, descontroles hormonales. Solté una pequeña sonrisa después de contestar. 

- Bien señorita, usted es mi novia, la mejor del mundo. Aquella con la que he compartido 4 años de mi vida. Mariand Castrejón de 23 años, una mujer importante para el área de leyes, que está por graduarse y que por cierto hoy no fue a la universidad. Hace escasos meses que decidió salir de su casa porque se sentía capaz de valerse por sí misma y véanla hoy siendo una mujer tan exitosa y tan respetada por la gente. La abogada que todos quisieran tener en su bufete. La bella dama que apoya todas mis decisiones y aunque para el mundo de la fama aún no existe, para mí si y es lo que más me importa, al diablo los demás. Ruego porque pronto me dejen contarle al mundo que soy el hombre mas feliz y enamorado y que conozcan a la chica que desde el colegio me robó el corazón. Te amo. Contestó con los ojos cristalizados. 

Baje la mirada y no podía evitar que las lagrimas se desbordaran, sus palabras habían causado un gran impacto en mi interior, todo el amor que expresaba él por esta mujer era igual a  lo que yo sentía por mi chica, mi Daniela Calle, qué sería de ella en este momento. 

- Eres tan increíble. Dije con la voz cortada.

- Tu también lo eres cariño. Tomó mis manos y las coloco en su pecho. - ¿Sientes eso?. Preguntó haciendo referencia a los latidos de su corazón. Asentí con la cabeza y atrapé mi labio inferior con los dientes. -Cada uno de mis latidos son para ti, con solo el hecho de sentirte cerca juro que el corazón se me quiere salir del pecho, no sé que has hecho pero eres dueña de todo lo mío incluyendo mis movimientos, mis sonrisas, mis pensamientos, mis palabras, mi alma, cada uno de mis logros e indispensablemente mi amor. 

- Basta Sebas, me harás llorar más. Te adoro demasiado. Contesté imaginando que hablaba con Daniela.  - ¿Qué país es este?. Cambié rápidamente el tema.

-Por el amor de Dios Yuya, no sé por qué eres tan ocurrente. Obvio México, ¿Dónde se supone que quieres despertar, España?. Cómicamente contestaba mi pregunta. 

- Pues por ello mismo te llamé, tomé la decisión de irme unos días de aquí. Dije cabizbaja 

- ¿De qué estás hablado?

-Algo no está bien en este ambiente, quiero despejarme un poco de aquí. Opté por salir unos días, cambiar un poco la rutina, ya sabes divertirme, pensé en viajar a Bogotá

- ¿Qué rayos estás diciendo? jamás has salido del país, mucho menos irás sola. 

- Pues es una idea repentina y estoy segura de lo que hago. Solo serán un par de días, créeme todo estará en orden. 

Daniela Calle allá voy. Dije en mi mente. 

Yo no soy Poché Donde viven las historias. Descúbrelo ahora