Capítulo 23: La Silueta

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Parte de Poché:

Paula se paró frente a la puerta y gritó fuerte ¿Quién? e inmediatamente una voz tras la puerta contestó ¡Abreme idiota!.
Pau se volteó rápidamente y como era de esperarse me salvó de ésta situación introduciendome a su cuarto y me cerró con seguro mientras me advertía  que si la cagaba con cualquier ruido ella no respondería por mí, a lo cual reí. No cabe duda, Paula era la mejor amiga no había día que no terminara salvando mi vida.

Tomé aire y me pegué silenciosamente a la puerta intentando escucharlo todo.

Parte de Calle:

–¡Demonios Paula!–Exclamé en cuanto mi amiga abrió
–¿Qué rayos te pasa Calle?–Preguntó mientras ponía los ojos en blanco.

Entré hasta la sala donde parecía que estaba con alguien más, puesto que Paula era super ordenada y había dos sillas en desacomodo como si acabara de levantarse otra persona, era extraño ya que ella tiene ese hábito de levantarse y acomodar las sillas, pero en fin, solo observé y me senté sin que lo pidiera.
En cuanto tomó asiento comencé a llorar, sentía esa necesidad de sacar todo mi dolor y aunque ella no entendiera nada me dejaría que llorara y luego me pediría explicaciones, me conocía tanto que me ha estado preguntando desde hace días sí he estado bien a lo cual he tenido que mentir.

Después de esa reacción repentina de llanto comencé con la frase —Arruiné mi relación con Poché—. Puso las manos en su boca e hizo una mueca de sorpresa bastante falsa por cierto, lo cual en partes me molestó, aunque por otro lado entendí que ella ya se había dado cuenta. Me pidió que la contextualizara y comencé a contarle todo este enredo a lo cual solo me observaba con los ojos entrecerrados y asentía de vez en cuando, me tranquilizaba su reacción aunque también me preocupaba que lo tomara muy a la ligera.

Cuando empecé a hablar de Mariand y el beso ella sonrió levemente, sentí que mi circulación sanguínea se paraba dejándome completamente paralizada, ¿qué le parecía tan feliz?, desvíe la mirada y observé una silueta proviniente del pequeño hueco bajo la puerta de su habitación, era muy notorio ya que se lograban apreciar unas manchas en la luz, como si alguien estuviera escuchando nuestra conversación.
Me paré de mi asiento, caminé lentamente hasta ahí y pregunté sí había alguien tras la puerta, su cara perdió el color total y asintió haciéndome una mueca de desesperación. Se acercó a mí y susurró la palabra "galán nuevo" mientras señalaba su habitación. Sequé mis lágrimas y le dije que tenía que irme no sin antes recordarle la importancia de usar protección a lo cual solo sonrió y me acompañó a la puerta mientras se disculpaba por no poder oírme esta noche.

Ya tras la puerta de Paula suspiré y como tanto deseaba sin saber el por qué, decidí enfrentar mi extraño sentimiento, Mariand sin duda era la única que podría escucharme.

Parte de Poché:

—Eres una idiota—Gritó sacándome de su habitación con un fuerte empujón.
—¿De qué hablas?, hice silencio—Sonreí y ella negó con la cabeza.
—Tu silueta, semejante estúpida, se alcanzaba a ver desde afuera—.
—¡Oh, olvidé apagar la luz!Sonreí y ella también me acompañó.
Bueno, ahora Calle cree que eres un macho con el que voy a tener sexo—Contestó ruborizada.
—Pues, iniciemos—Dije tomando las orillas de mi playera para levantarla.
—Eres una idiota—Rió ante mi acción —Anda, largo de aquí— Y comenzó empujandome hasta la puerta sin dar explicación.
—¿Qué?, ¿por qué me corres?Pregunté extrañada
—Una, porque arruinaras mi noche amorosa falsa, dos, porque  Calle está desesperada y sé que se dirige a tu casa, así que anda, ve y cogetela para que esto se arregle—Me dió el último empujón fuera de su apartamento y cerró la puerta.

Yo no soy Poché Donde viven las historias. Descúbrelo ahora